Cuando vi que la película que iba a ver era de Jim Carrey, pensé que podrían pasar dos cosas: o ser un petardazo insufrible o ser algo tan bello como El show de Truman. Por suerte vi que la dirección era de Milos Forman y me dije que, aunque fuera por eliminar la primera opción, la iba a ver. Y vaya si he eliminado la primera opción. Jim Carrey se deja de tanto gestito y se adapta perfectamente a lo que debe interpretar. Se nota que ha sido bien dirigido por esta vez, aparte de los otros dos actores (Danny DeVito y Paul Giamatti) que me gustan mucho. Los cameos tienen su gracia si te fijas bien y buscas un par de curiosidades.
Dejando aparte el tema de que sea biográfica, si quitas ese punto de vista es como establecer una relación de amistad con lo que ves en la pantalla. Es dulce, es delicado y a la vez brilla con esa fuerza descomunal que posee la vanguardia, esta vez aplicada al humor. O lo amas o lo odias, pero sabes que ha sido pensado para que las personas como tú no cambien jamás, lo que sucede al verse reflejadas en una persona totalmente desconocida en lugares como este país. Para mí como zumbada oficial ha sido un rayo de esperanza. Lecciones de vida histriónicas para personas histriónicas. Una película que bajo mi punto de vista es altamente recomendable, porque se aleja de lo aceptable. Eso sí, no es apta para el entendimiento de según qué tipos de humor. Mi nueva película favorita sin ninguna duda.