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Reino Unido Reino Unido · Londres
Voto de Oscar:
6
Drama. Romance Una prisión en Turquía. Cinco prisioneros reciben permiso para viajar a sus casas durante una semana. Los difíciles viajes para llegar hasta sus familias nos conducen a las regiones más alejadas de Turquía. Cada uno de ellos tiene sus propios problemas, preocupaciones y nostalgias. Rigurosas leyes, escritas y no escritas, y un sistema brutal son una carga que pesa sobre ellos. Sufren violencia y ejercen violencia. Las vacaciones, ... [+]
10 de marzo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine turco es poco conocido a nivel internacional, y dentro de lo poco que se sabe, está esta película premiada en el festival de Cannes con el máximo galardón, la Palma de Oro.

Quizá haya razones para este triunfo más allá de las de la calidad estríctamente cinematográfica, porque en ese mismo año se premió a la película de Costa-Gavras "Desaparecido", que tiene como poco, algunos puntos en común con "El Camino". En las dos tenemos la búsqueda o reencuentro familiar en una atmósfera política y social autoritaria. Se desarrollan en países que se encuentran bajo regímenes militares llegados tras un golpe de estado, y nuevamente en las dos existe una crítica hacia la sociedad y ciertos anhelos de rupturismo con lo que se estaba viviendo en esos países en aquellos momentos. Me barrunto que también hubo razones de índole político para que durante ese año, dos directores de marcada ideología socialista, por no decir, decididamente comunista, consiguieran este éxito. Lo cierto es que ya sea por casualidad o por causalidad, estas dos cintas fueron premiadas ex aequo.

El Camino es una película áspera, contada desde las entrañas de una sociedad cuarteada anclada en las tradiciones medievales de una rusticidad primitiva, en los que el poder lo sustenta el patriarca, sobre el que pivota el dominio de la mujer. La vida y el reseco paisaje se funden en unas historias marcadas por la religión y dictadas por la tradición y la honra. El retrato de la mujer no puede ser más devastador: un felpudo, sin voz ni voto, que lo único que puede hacer es ver, oír y callar. El ambiente es sofocante. Nos montamos, junto a un grupo de prisioneros con permiso de unos días para ver a sus familias, en un autobús o en el tren, y al expectador le llega un olor humano que no es precisamente agradable.

La cinta cuenta con un estilo heterodoxo, en ocasiones bastante tosco y rudimentario, con una puesta en escena sencilla y funcional y un acompañamiento musical bizarro e hipnótico, que evoca sonidos musulmanes con cierto toque occidental, motivo por lo que lo hace extrañamente sugerente.

Las historias de un dramatismo fuera de toda medida, dan reflejo de lo que es Turquía. Dentro de esa camisa de fuerza en la que se encuentran los personajes, tienen que enfrentarse desde un punto de vista personal a un medio hostil, confrontando sus deseos más profundos de amor o perdón, con los límites dictados por la familia, estableciéndose, de esta forma, un debate interior en cada uno de ellos, entre lo que se espera de sí mismos y lo que realmente sienten que deben hacer. Esta lucha interior, esta dicotomía entre el deber a uno, y a los demás, es lo que marca el complejo drama interior que atormenta a los personajes, y que la película desarrolla como transfondo del propio debate personal que el director de la cinta plasma a través de las diferentes historias.

Película para hacerte pensar y reflexionar sobre la naturaleza del ser humano. Al final, algunos pocos, podemos sentirnos afortunados por haber nacido en un mundo tan distinto al que retrata esta cinta.
Oscar
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