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Reino Unido Reino Unido · Londres
Voto de Oscar:
6
Drama. Bélico. Romance Campaña napoleónica de 1812. Rusia contempla el implacable avance de las tropas napoleónicas hacia sus fronteras. La idílica vida de los miembros de la alta sociedad (el príncipe Andréi Bolkonsky, el soñador e idealista Pierre Bezukhov o la joven Natacha Rostova) sufrirá un dramático cambio. Antes, los aristócratas, la gente corriente y los siervos vivían en mundos completamente diferentes. Ahora, la necesidad de defender la patria los ... [+]
5 de diciembre de 2018
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda alguna, nadie más que los rusos podrían estar en deuda con la novela de Tolstoi, y claro es, que llevar esta obra al cine se hacía una necesidad para ellos. Esta es una de las mejores formas de dar el carácter cultural a este material artístico, llamado cine. Es por ello que resulta del todo elogiable cuando existe un equipo humano que decide trasladar a imágenes, novelas de enorme calidad como Guerra y Paz.

Otro tanto se ha hecho con otras grandes novelas, que se han encontrado con grandes dificultades, porque es muy complicado el trayecto de la palabra escrita a la imagen. Se produce especialmente cuando el autor de la novela nos traslada en sus palabras un sentir o un reflexionar, desde el cual podemos intrepretar individualmente lo que se cuenta. Esto da lugar a que aparezcan miles de formas de leer e interpretar un libro, y además estas interpretaciones son cambiantes con las propias circunstancias personales del lector. Es por esta razón que plasmar en película su obra resulta, repito, muy complicado, y eso es lo que ocurre en este caso.

Dicho esto, y para centrarme en la larga película de Bondarchuk, mi opinión es que en general es una obra pobre. Si bien es cierto que cuenta con una logística ideal, en cuanto a medios operativos de personal humano, equipos y localizaciones, el resultado es muy irregular. Quizá esto sea inevitable, por la mastodóntica complejidad que supone realizar esta obra y por su propia duración. Por suerte el talento no se compra, ni es transferible por ósmosis. Este aparece si se tiene, incluso en circunstancias muy ajenas a su potencial desarrollo.

Por otra parte, teniendo en cuenta esos grandes medios con los que contó la película, bajo el soporte de un estado entero, resulta llamativo la poco afortunada producción fotográfica y de sonido. Junto a esto, tenemos un elenco de actores en los que siguiendo la tradición soviética, nadie sobresale. Entre ellos está el propio Bondarchuk que durante 4 o 5 horas nos muestra el mismo hierático rostro ¿interprendado? a Pierre, ya sea en los bailes de salón o en los campos de batalla. En la película se combinan en igual medida interesantes movimientos de cámara que llaman la atención, con otros que confunden el argumento.

Existen fases de la película en los que se grabó la literalidad de la obra, y a pesar de ello son flojas. Mi parte favorita es el final, quizá la último hora desde el incendio de Moscú. Esa parte, creo que de alguna forma, recoge el espíritu de la novela.
Oscar
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