Me he quedado con una sensación agridulce. Hay muchas cosas interesantes, y los tres adolescentes, aunque poco creíbles en ocasiones, consiguen llegarte. Además, las contínuas referencias cinéfilas no se hacen relamidas (qué diferencia respecto de Midnight In Paris), y se me hace simpåtico que los dos raricos de turno vean a Herzog y no estén sólo hablando de tetas. No estoy deacuerdo en que "Las ventajas de ser un marginado" sea mejor; al contrario, yo allí sí vi más tópicos (tópicos de los que, ojo, tampoco se libra esta). El verdadero problema es que podía haber llegado notoriamente más lejos, pues está claro que los tres adultos secundarios, padre, madre (de la niña), y profesor, son pastiches ya muy vistos. Tampoco casan bien Aguirre de Herzog y los diálogos corrosivos, con la aborrecida manzanita de Apple que aparece en todos sitios, ni con tópicos de que la chica guapa me invita a bailar finalmente, o despropósitos como el sentimentalismo del corporativismo universitario estadounidense. Cosas que seguramente hubieran enfadado a Herzog y que apuntan a una dirección clara: faltó un retrato de verdaderos perdedores, más profundo, y con más mala leche, a pesar de que había un buen material.
Lo que sí me ha llegado es The Big Ship de Brian Eno en El gran Momento de la película. Pero tampoco hay que dejarse engañar, pues en mi caso no es tanto por la situación, sino por ese milagroso fragmento de música que se marcó Brian Eno en el marciano Another Green World. Escuchándolo he volado ha sitios más altos, si bien su grandeza no impide que el sólo el hecho de oirla a toda ostia en la gran pantalla, y en momento emocionante, ya merezca de por sí la pena.