Aunque la historia resulta de fácil digestión y sin aparentemente demasiado para destacar, la profundidad de el guion como eje motriz y una persuasiva fotografía convierten el largometraje en poco menos que maravilloso. El gran valor de esta pieza se halla en su bajo coste de producción y en su hondura emocional y empática para conectar con las situaciones y los lugares que viven sus protagonistas.

Esta vez no se resuelve la forma de entender el amor como un procedimiento de consumo matutino que cumple el rol básico de mercado: necesidad/demanda-realización/oferta, sino que apunta más arriba, concretamente con la complejidad de la creación de simbiosis sociales que cambian el paradigma del mundo (desde un punto de vista intimo) a través de la anécdota.

Es decir, desde mi parecer todos los personajes tienen un perfil psicológico básico y una necesidad entendible. Wilson tienen problemas existenciales y después de meses deprimido quiere volver con su exnovia a la que no consigue olvidar, Jacob quiere quemar una etapa y madurar y cree que la forma de hacerlo es pidiendo matrimonio a Ming, Ming ingenua e impulsiva por su parte aún siente que tiene que vivir esta etapa y aprovecharla más y Vivian solo cree necesitar cariño después de descubrir que está embarazada de su exnovio sociópata.

Pero la realidad renueva la percepción de todo. Porqué Wilson conoce a Vivian y le cambia su perspectiva de futuro ahora solo pasa por descubrir los secretos de ella y saber si lo volverá a llamarlo algún día. Por su parte Vivian, que solo buscaba carbón (cariño en forma de sexo vengativo) acaba encontrando oro en Wilson y su mundo se pone patas arriba, porqué no sabe si debe volver con el padre de su hijo, volver a Texas como una camarera fracasada o refugiarse en el presente que le apetece, pero le acobarda.

Por su parte Ming pasa de intentar seducir a la fiesta de fin de año a Wilson a dar el “sí” quiero a Jacob su mejor amigo. Probablemente se acabará cansando de él y buscará otro nuevo aliciente. Y Jacob sigue feliz porqué sus esperanzas hacía la vida se siguen cumpliendo aunque no con la solidez emocional que él quiere creer.

Al fin y al cabo es una representación gráfica de como el tiempo y la decisión de unos pocos segundos puede condicionarlo todo. Un trasfondo crítico con nuestra sociedad del espectáculo, encaprichada e impulsiva que convierte el amor en una manera de estar en el mundo, y es esto que hace trascender la anécdota, decisiones que en pocos segundos pueden cambiar una vida y que ni siquiera nos hemos parado a pensar.