Viendo esta película es inevitable rememorar la coherencia de "Pequeñas mentiras sin importancia" de Canet. En ella un grupo de amigos deciden NO sacrificar sus vacaciones para acompañar al amigo con el que otros años las compartían y que permanece hospitalizado tras un grave accidente. Siguen con sus pequeñas vidas pero al final el olvido de la amigo les pasará factura y el reproche será muy explícito.

Pues bien, en esta otra película no es un amigo, sino el padre de los tres hermanos protagonistas el que se encuentra muy gravemente enfermo en el hospital. Los hermanos están tranquilamente en sus terrenos, no se les ve que le visiten ninguna vez pero, eso sí, acuden a su entierro para no tener nada que reprocharse, pues el hermano mayor, al encontrarse fuera, ni siquiera acudió al entierro de la madre, y eso sí es objeto de reproche por los otros dos.

A partir de ahí yo no puedo entrar en una película tan incoherente, quizás si hubiesen visitado al padre enfermo habría sido distinto pero así a mí ni me llega ni me importa lo que pueda pasarles después (que tampoco es mucho). Aquí no hay ningún reproche, como en la película de Canet, se asume que dejar a los moribundos en centros hospitalarios asistenciales es algo completamente normalizado también en los relatos cinematográficos por lo que le película sigue por otros derroteros argumentales triviales. Me resulta éticamente cuestionable.