Que Mel Gibson es un genio de la gran pantalla es indiscutible. Que haya estado ausente durante tanto tiempo no ha hecho más que generar en mi una gran expectación respecto a su nueva, si me lo permites, obra maestra.

La película engancha desde el principio, con un personaje que independientemente de tus creencias, hará que remuevas los cimientos de tu vida. La carta de presentación es ya de por sí abrumadora, con una exquisita y progresiva presentación del personaje y su historia. En este sentido, hay que dar valor a la actuación de Andrew Garfield, en mi opinión su despegue definitivo, en la que brilla y transmite todo lo necesario para sumergirte de lleno en la película.

Pero el climax de la película se alcanza, como no podía ser de otra manera, con unas escenas bélicas dignas de mención. Mel tiene un don para transmitir, para hacerte sentir lo que otros intentan pero no consiguen. Te muestra la guerra tal y como es, sin escrúpulos y en toda su crudeza. Sólo el puede darle ese toque tan suyo, que hace que la realidad pueda parecer ficción. La única película a la altura en este apartado, sería "Salvar al soldado Ryan" de Spielberg y creo que la supera.

Película memorable, llena de valores y principios que todos los seres humanos conocemos pero que sólo unos pocos tienen el valor de demostrarlos.
Buen guión, buena puesta en escena y todo un acierto con el reparto, para mí película del año.