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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
6
Drama El movimiento sufragista nació en Inglaterra en vísperas de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de las sufragistas no procedían de las clases altas, sino que eran obreras que veían impotentes cómo sus pacíficas protestas no servían para nada. Entonces se radicalizaron y, en su incansable lucha por conseguir la igualdad, se arriesgaron a perderlo todo: su trabajo, su casa, sus hijos y su vida. La protagonista es Maud (Carey Mulligan), ... [+]
30 de diciembre de 2015
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones, en que cuando se tocan ciertos temas, se cuenta de antemano con el apoyo de la audiencia. Sean injusticias sociales, genocidios, niños o animales maltratados… cualquier situación donde se luche por una circunstancia donde oprima a un ser humano, siempre el más indefenso va a contar con mi apoyo, supongo que me pasa como a la gran mayoría del público. Por último precisar, al menos para mí y aunque sea de paso, que esta injusticia, no debe defender ni la violencia o el asesinato, y desgraciadamente, también de paso, se pasa de puntillas sobre este punto en “Sufragistas”, que era un matiz en el que pudieron ahondar y que han desaprovechado.
La historia de las sufragistas es muy interesante y por eso esperaba, cuanto menos, que se le brindara el respeto que se debe. Y eso sí está. “Sufragistas” se nota que es un cariñoso tributo a esas mujeres y a una lucha que aún hoy no se ha terminado: la igualdad de los derechos. Es más, desde el inicio de esta crisis en el siglo XXI, esta clase de películas nos recuerdan, a hombres y a mujeres, lo que lucharon nuestros antepasados por sus derechos y, como nosotros, en pocos años en el terreno laboral por ejemplo, hemos renunciado a nuestros derechos, cagándonos en todos los esfuerzos y los logros conseguidos, aceptando condiciones que en ocasiones se adentran sin disimulo en el terreno de la estafa.
Por ello “Sufragistas” se enmarca (o se “autoenmarca”) en ese cine calificado por algunos como “necesario”, por el mero hecho que describen circunstancias que concienciarían hasta al bruto más ignorante. Pero contradictoriamente su objetivo se ha cumplido a medias. Creo que con todo el presupuesto y los medios que tenían podían haber conseguido un “canto” más rotundo, quedándose un correcto film con más intenciones que resultados.
Su dirección es correcta aunque impersonal, con escenas, como las de “acción”, que tienen demasiado movimiento de cámara, donde se marea en exceso al espectador, quizás para dar más la impresión de “nervio” sin conseguirlo, y, aunque el motivo hubiera sido camuflar las carencias de la producción, ya que si no hubiera sido una superproducción carísima que hubiera tenido que contar con miles de extras más, o ambientar medio Londres de la época, o sea, inviable, se podía haber solucionado de una manera más limpia. El guión desarrolla unos hechos que, sobre todo en su segunda mitad, no van acompañados de la progresión de sus personajes: se ve que las circunstancias externas acaparan toda la atención, obviando el proceso interno de sus personajes, siendo más evidente en el caso de Maud (Carey Mulligan).
Un puñado de estupendas actrices, a las que no se les puede achacar ni un pero, lidera el reparto, en la que sobresale la mencionada Mulligan y en el que el “cameo” de Meryl Streep suena a tongo, ya que su anunciada presencia en cartelera no llega ni a los cinco minutos, no pudiendo considerarse ni siquiera un papel de reparto, simplemente de estrella invitada. La parte masculina cumple aunque no a la misma altura, sus personajes tampoco lo facilitan. Desplat a la música, su vestuario o su modesta pero eficaz dirección artística son también dignos de mención.
Alejada de ese empaque que tanta fama y reconocimiento le ha dado al cine británico, optando por un sello más funcional, “Sufragistas” al menos queda como una película aleccionadora, que nunca termina por hacernos vibrar, pero que nos recuerda que el derecho al voto femenino se ha conseguido no hace mucho, para vergüenza de todos, y que en el siglo transcurrido hemos aprendido muy poco, quizás porque los prejuicios entonces existentes aún siguen presentes, aunque sea de forma velada.
Maggie Smee
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