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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
8
Drama Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
5 de enero de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson es uno de los mejores y más personales creadores del cine en la actualidad. Demostró que podía ser un virtuoso del guión, la imagen y de la planificación desde el principio. En esta ocasión ha prescindido de toda clase de adornos, se ha tornado aún más maduro si cabe, sobrio que no escueto, y su línea creativa es absolutamente personal. Quizás por ello muchos encuentran similitudes entre él y Malick, aunque la semejanza que yo encuentro es que son dos autores con mayúsculas que no siguen ni estilos ni corrientes. Quiero dejar claro que “The Master” me parece una muy buena película, para darse con un canto en los dientes si la producción media alcanzara este nivel, (si fuera el nacional seríamos hasta ejemplo mundial) pero por desgracia eché en falta ese hálito de vida que tenía, por ejemplo, “Magnolia”, por lo que la sensación que deja al término es de cierta frialdad y sequedad, muy de acorde tanto por el tema como por la atmósfera plasmada. Emocionalmente no me ha conmovido, aunque me ha provocado respeto y por supuesto admiración, sobre todo porque hay ciertos aspectos muy logrados. Musicalmente es uno de los trabajos más perfectos, a la par que desagradecidos que últimamente se han realizado. No es para que el espectador salga silbando ninguno de sus temas como si fuera “La misión”, es más, hay a quien le chirría, pero es que le va como anillo al dedo, sobre todo para describir el estado emocional de sus personajes, que por otro lado, están perfectamente definidos aunque algunas de sus circunstancias no tanto. Pero Anderson articula todo con un pulso férreo, de ahí que sus actores estén (como es habitual en su cine) espléndidos. Porque si todos, en especial, Laura Dern o Amy Adams funcionan perfectamente de refuerzo de sus compañeros, lo de Phillip Seymour Hoffman (impresionante) o lo de Joaquin Phoenix es ya capítulo aparte, sobre todo Phoenix, que hace su mejor trabajo hasta la fecha y cuya mirada desvela lo profundo de su borrascoso personaje. Un nivel que alcanzan los actores consumados.
Su fotografía, sus decorados, su vestuario, hasta la elección de sus luces y sombras están milimétricamente trazadas. Hasta el final de la película, todo indica que estamos ante una obra que destaca por encima de la media común y que se sale de lo establecido a la hora incluso de narrárnosla. Parece ser que en este siglo XXI la búsqueda espiritual (o incluso religiosa en algunos casos) va a ser habitual en el cine como reflejo de nuestra propia sociedad, sea de la latitud que sea, aunque dependa de qué religión o camino se haya elegido para enterarnos o ignorar lo que se nos proponga.
Maggie Smee
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