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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
2
Thriller. Intriga. Terror. Ciencia ficción Una joven sufre un accidente de coche. Cuando despierta se encuentra encerrada en una celda bajo tierra, secuestrada por un hombre extraño (John Goodman) que dice haberla salvado del día del juicio final. El excéntrico captor asegura que el exterior es inhabitable por culpa de un terrible ataque químico, algo que no sabe si creer. Es así como comienza su pesadilla, en una espiral de desconocimiento. La mente del criminal es ... [+]
19 de marzo de 2016
18 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Hollywood ya es oficial que hay que cambiar las reglas de la Academia de cara a los futuros “Oscars”. Y lo que también se tenían que haber planteado ya es reformar el sistema de producción de raíz, cosa que mire usted por donde, nuestra cinematografía ha calcado al milímetro, vaya, pudiendo haber copiado otras mejores. La falta de productores que sabían de su negocio y daban oportunidades a grandes directores, ha dado paso a que las productoras las manejen ejecutivos agresivos, culturalmente ignorantes, carentes de riesgo y originalidad, y con mucha ansia de ganar pasta de forma inminente. O se crean nuevas franquicias, aunque no encierren nada nuevo, o se hacen “remakes” compulsivamente de todo: sea “Ben- Hur”, o “Laura”, versión de Preminger. A este paso puede que en menos de cuatro años y con la jeta de costumbre, nos vendan un “remake” de “El renacido”, y nosotros, cómo no, haremos colas como androides para, o ir a la última o para que nos timen con la última triquiñuela.
De hecho si se comparan los films más taquilleros hace veinte años con los actuales, la lista da vergüenza. De figurar películas con entidad propia, para bien o para mal, da lo mismo, como “E.T”, “Lo que el viento se llevó”, “Ben- Hur”, “Sonrisas y lágrimas” o “Doctor Zhivago”, se ha pasado, con muy pocas excepciones, a un listado más parecido a la últimas ventas de videojuegos, con tanta secuela y precuela, plagada de títulos que rozan el infantilismo o directamente de dibujos animados. Un cine, que por más que le venda a los más lozanos, es un cine asentado en una fórmula muerta, repetitiva y vacía. En definitiva, será un legado lleno de mierdas para los que vengan detrás.
Y por supuesto, en el presente caso, nos hallamos ante una nueva franquicia, de hecho no es que tenga final abierto, es que directamente no hay final que resuelva nada, todo con vistas a una saga, si cuela, que tal y como somos de exigentes, la colarán.
Y empezamos, mal por cierto, por su título. No sé siquiera si los responsables vieron la película antes, pero es una traducción demasiada literal, inexacta traducción de “10 Cloverfield Lane” por la de “Calle Cloverfield 10”. Pero, ¿qué calle? ¡¡Si no hay calle!! Son casas de enormes parcelas en medio de un descampado, propias de la América profunda y alejadas del concepto europeo. Vale.
Pues la cosa arranca con una conversación en off de nuestra protagonista, Mary Elizabeth Winstead, en vez de permitirnos saber más de su personaje, pero claro, es que en breve descubriremos que los escasos personajes que aparecen son lineales, carecen de cualquier de estudio digno, son meros clichés. Nuestra Michelle (que así se llama), lleva un “look” que oscila entre Marion Cotillard y a Anne Parillaud al comienzo de “Nikita”. Se trata de una chica muy en forma y una diseñadora estupenda, la más, además de ser una costurera eficiente. Va más allá de Belén Rueda en “El orfanato” e incluso creo que David Delfín. Y si no que lo comprueben si se atreven a verla. Tras un arranque de lo más fullero, no importa, intentamos seguir con atención lo que continua. Porque la mayoría de las películas actuales de intriga, esta también, optan por no dar ningún tipo de información, y eso no es intriga, es escamotear información y abusar de la buena paciencia del espectador. Me temo que su actriz principal, estaba bastante verde para este personaje, que era bastante difícil de sacar por su nula evolución, aunque de “looks cambiantes, según lo que se imite en ese momento, como su tercio final, que se deriva más hacia Sandra Bullock o Sigourney Weaver. La aportación de John Gallagher Jr es mínima, no tiene opción y John Goddman deja claro que sin un buen director está expuesto al ridículo, aunque lo revista de su experiencia.
Yo le hubiera plantado un punto a este engendro, pero su tercio final deja claro, que tras serle imposible resolver ni plantear nada interesante, te salen por los cerros de Úbeda, una marcianada que lógicamente provocaba la hilaridad entre los espectadores más adultos. En próximos pases televisivos, si ven esta película interrumpidas por anuncios, supongo que más de un espectador despistado buscará el logo de la cadena, porque puede pensar que le han cambiado la película o que ya ha terminado y empezó otra. Para mí, aunque involuntariamente, se convierte en una ruidosa y estrafalaria comedia. Por eso le doy un puntito más, aunque delata la falta de seriedad y, para colmo, está hecha sin sentido del humor. Resumiendo: lo que era un capítulo piloto de una serie lo han pasado a cine sin pudor ninguno. La dirección la firma Dan Trachtenberg, tanto daba, pero detrás, en su producción, figura J. J. Abrams, por lo que si se conoce su obra ya, más de uno, imaginará por donde irán los tiros, al menos argumentalmente.
Me llama al atención que hay un sector del gran público, que cuando los personajes dialogan mucho lo califican de teatral, están desacostumbrados, pero es curioso que cuando hablan solamente majaderías a ninguno les choque, ¡qué diálogos, por Dios! Mención a la fotografía de Jeff Cutter, que recoge unos interiores que parecen improvisados, aunque maneje mejor las escenas nocturnas y a Bear McCreary por ser tan convencional y hacer una banda sonora que imita a más no poder a las de Golsdmith creadas para “Instinto básico” o “Poltergeist” con toques de Danny Elfman.
Ni para verla en televisión, la verdad, porque esto no es cine. Y lo que me sorprende es que algunos críticos “profesionales” la justifiquen, e incluso lleguen a manifestar que pueda ser ni siquiera entretenida. Antes mejor mirar una hoguera, donde de camino también poder quemar esta basura, o contemplar el corazón de una alcachofa, como decía Bette Davis en “Eva al desnudo”. Perdón por acabar el comentario hablando de cine.
Maggie Smee
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