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España España · Alicante
Voto de VerbalKint:
7
Thriller. Intriga. Terror La vida de un pueblo coreano se ve alterada por una serie de asesinatos, salvajes y misteriosos, que azota a la pequeña comunidad rural. Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero que vive como un ermitaño. Ante la incompetencia de la policía para encontrar al asesino y sin tener una explicación racional, algunos habitantes del pueblo buscan a un chamán. ... [+]
9 de abril de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pequeño pueblo rural de Corea, comienzan a suceder cosas terribles. No importa cuando leas esto, es un punto de partida que podría valer para definir muchísimas de las películas producidas en ese país en los últimos quince o veinte años.

Acostumbrados a ofrecernos al resto del mundo los argumentos e historias inquietantes que las productoras de occidente no se atreven a producir, el cine coreano hace las veces de recreación, fetiche e inspiración, que termina por convertirse en un calco mal delineado toda vez que tratamos de imitarlo en alguna de nuestras industrias.

El cine coreano es una expresión que habla sin tapujos de la maldad, la miseria y el destino de las personas. Es la tragedia griega de nuestro tiempo. Mientras aquí aún cubrimos las capas de nuestras historias con el finísimo y delicado velo de la moral occidental, en Corea hace tiempo que ese velo está andrajoso, lleno de mierda y se ata alrededor de las historias hasta estrangularlas y sacarles sus fluidos, derramando sobre el celuloide historias llenas de odio, autodestrucción y maldad natural.

Maldad natural. Es un concepto casi residual en nuestra sociedad, a pesar de estar en su misma raíz: según la tradición cristiana, Jesucristo se sacrificó para salvarnos, librándonos del pecado que nos impedía la vida eterna. Dios entrega a su único hijo, para que pague por el mal de la humanidad. Y este es un concepto clave. Dios no señala culpables, ni censura conductas. Es consciente de que el ser humano es malvado y así se refleja en la Biblia a través de la historia de Adán, Eva y sus hijos.

Hoy, sin embargo, vivimos en una sociedad que renuncia a esa idea, aunque se articule sobre ella. Una sociedad con una estructura sociopática e insensible, que aplasta sin tapujos a la mayoría de sus miembros y a todo aquel que se opone a ella, en detrimento de un reducido número de personas que, lejos de sentirse culpables, señalan y culpabilizan a los aplastados, como el niño que aplasta un insecto y después retira el pie para reírse del lamentable estado en que ha quedado. No puede aceptarse la idea del mal natural cuando es la misma esencia sobre la que se sostienen los cimientos del sistema. No, siempre hay una explicación. Lo llaman codicia, egoísmo, disociación, ambición, traición, falsedad, mentira. Elija su propio concepto.

La maldad no parece maldad cuando quien la ejerce no genera litros de sangre, muerte, ni gritos de dolor. La maldad no parece maldad cuando lo que genera es una bonita casa de diseño con vistas bucólicas al mar o a la montaña, sin mancharse las manos. Esos son nuestros villanos. El banquero, el ejecutivo, o el mafioso que viven rodeados de lujos a costa de los demás. Los roles están limitados, al igual que los motivos. Donde los villanos del cine de occidente exponen mil razones para cometer sus actos, los villanos del cine coreano responden con un escueto ''¿y por qué no?''. No hay razones, sólo la voluntad de ejercer el mal.

''El extraño'' es una película que se adentra en este territorio, para dejarnos claro que el mal no es un concepto azaroso. La maldad no es ese anzuelo esperando a ser mordido por un pez que menciona uno de los personajes, si no que es una fuerza de voluntad dirigida a provocar daño a determinadas personas sin necesidad alguna de causa o razones. Dios no juega a los dados, y el diablo tampoco.

Los personajes se enfrentan una y otra vez a esta fuerza que se lanza contra ellos, desde varios frentes, con el fin de derrumbarlos. Es una fuerza que miente, que engaña, que arrebata y destruye sin remordimientos. Todo ello es resultado de la maldad, nunca a la inversa. Los protagonistas son personas indefensas, porque no pueden comprender el por qué de los acontecimientos. El mal es unidireccional, y solo lo entiende quien lo ejerce, que puede o no reconocerlo como tal.

Demonios, fantasmas, chamanismo o cristianismo. No importa cómo se llame, quién lo ejerza, ni cómo trates de entenderlo y protegerte de él. El mal no entiende de razones, solo señala y actúa de forma implacable. El mal es universal.
VerbalKint
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