Pocos argumentos de cine son tan descabellados como este. Una soltera vieja y fea, con la boca grande como el gran cañón y dientes enormes como los de un caballo, es asediada por muchos hombres enamorados de ella al punto de rogarle que se case con ellos aunque saben que la vieja loca huye de a mitad de las bodas. A caballo de ser posible. Por si esto fuera poco, toda la historia se desarrolla en un pueblo pequeño, donde sus vecinos, en lugar de recriminar su estúpida e infantil actitud, simplemente la adoran. La solterona con boca de caballo finalmente encuentra el amor en otro viejo solterón, canoso y hediondo a anciano, que logra cautivar por fin su trastornado corazón con cursilerías que ya hemos visto en otras cien comedias románticas.