La doble Vida de Verónica supone la segunda vida profesional del director polaco, Krzysztof Kieslowski, ahora en Francia. En su película retrata el mito de la existencia del doble ("Döppelganger"). Dice la leyenda que ver al doble puede resultar fatídico para una de las dos identidades. En Cracovia tenemos a Veronika, y en París, a Veronique, ambas idénticas, ambas músicas, ambas con problemas cardíacos. Más allá de esto, el resto de las subtramas tratan de tener tanta poesía y tanto enigma, que me debato entre el coma glucémico y la desconexión. Allá voy:

Es oficial: no soporto a Krzysztof Kieslowski. Su mística noña, apoyado sin duda por la cursilería de una de sus musas: Irene Jacob. La inexistencia de tramas definidas, los diálogos sin sustancia, la inverosimilitud de las acciones... por ejemplo: respecto a la relación entre Veronique y el titiritero cuentacuentos. Si un desconocido actúa como un acosador (te espera en casa de tu padre), piensa como un acosador y habla como un acosador... Veronique, amiga: es un acosador... Pero ella lo resuelve acostándose con él y dejándose hacer de todo mientras se deshace en lágrimas....por yo que sé qué cosa que se le ocurriría a Kieslowski.

Debo pecar de poca sensibilidad, pero no hallo la poesía tras pasar cinco minutos viendo cómo observa un cordón de un zapato que le acaban de enviar por correo. U otros tantos minutos con la protagonista observando a la anciana con las bolsas del súper sorteando un charco, mientras una moto pasa por la calle... en fin, demasiada metáfora y simbolismo para mí.

Tampoco me parece una interpretación sublime. Jacob pone cara de Sor María Margarita en la mitad de la película y solloza en la otra mitad.

Lo siento, en mi opinión es un director pretencioso que hace películas con el principal objetivo de ganar festivales, lo que es muy lícito, sin duda... Muchos pasan por eso, como Cuarón con "Roma"... pero no es para mí.