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Voto de Santiago López:
6
Drama. Romance Nueva York, años 20. En la alta sociedad norteamericana, llama la atención la presencia de Jay Gatsby, un hombre misterioso e inmensamente rico, al que todos consideran un advenedizo, lo que no impide que acudan a sus fastuosas fiestas en su gran mansión de Long Island. Gatsby vive obsesionado con la idea de recuperar al amor que dejó escapar años atrás. Para ello se hará amigo de su vecino recién llegado, el joven Nick Carraway. (FILMAFFINITY) [+]
31 de mayo de 2013
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Nadie puede negar, una vez vista The Great Gatsby, que la película es intensa. ¡Oh! Es sumamente intensa. Avasalla visualmente -algo tradicional y típico en la genética de Baz Luhrmann si nos referimos a la mejor película de su carrera: Moulin Rouge!-. Pero la intensidad, por más intensa que pueda resultar, tiene un límite. Y ésta adaptación, no me importa si es fiel o si no, si es entretenida o si no. El asunto es que The Great Gatsby es una película tremendamente pasada de rosca. Con todo, incluyendo en oportunidades -y lamentablemente- con el público. No es vacía, pero está muy llena de todo. Tiene sentido, pero su coherencia es muy loca. A veces es más un film noir que pretende encantar con su despliegue grosero de fineza -tal como Jay Gatsby lo hace- que el dramón que debía de haber sido si Luhrmann hubiera dejado su opulencia un poquito de lado y hubiera apostado, más que a la sencillez, a la sensatez. Al espíritu de Gatsby como obra. Leonardo DiCaprio nuevamente carga con un personaje complejo al que le falta psicología y le sobra temperamento. Recurso no tan difícil. Carey Mulligan y Tobey Maguire se limitan a ser las bellas cortinas del palacio de Gatsby. Están, vuelan. Pero son cortinas. Y la película, en cierto modo, vuela, engancha y tiene su ritmo monumentalmente frenético. Pero ensalzarse y exaltarse y vanagloriarse en si misma es un pecado. Gatsby a lo mejor lo aceptaría porque le encantaría haber visto ésta película. Malas noticias: no existe gente como Gatsby para ésta película. Aún así, es una maravilla y un deleite visual ver el arte de Luhrmann en pantalla. Es radiante y deja perplejo. Realmente. Tiene sentido su arte. Pero es demencial su óptica. Y eso no se si es bueno o malo. Es como Gatsby: de tan extremo que es, simplemente muchos nada más nos encontraremos en el llano de la ya conocida división de opiniones.
Santiago López
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