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Voto de Santiago López:
9
Grizzly Man
2005 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Timothy Treadwell
7,2
9.467
Documental. Drama Entre 1990 y 2003, Timothy Treadwell, camarero, actor ocasional y ex-alcohólico, pasó catorce veranos conviviendo con los osos grizzly. Él mismo grabó con su cámara de vídeo sus estancias en Alaska y su obsesiva relación con los plantígrados (unas cien horas). Werner Herzog usó parte de este material. El último verano, uno de los osos atacó a Timothy y a su novia Annie. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un documental con muchas "O". Quiero decir, un filme que nos plantea todo bien dispuesto, y asimismo, no podemos dejar de dudar lo que vemos. ¿Todo es real o una farsa? ¿Treadwell fue un quimérico? ¿O un loco? ¿O un visionario? ¿O un artista? ¿O un gran cineasta? ¿O un idiota ignorante?
Aún después de ver ésta excelente cinta, no lo se. Y Herzog tampoco lo sabe. Y lo ma probable es que ni siquiera el propio Treadwell era consciente de lo que fue. Pero los osos si sabian lo que era: su presa circunstancial. Y éste punto es el que Treadwell nunca respetó.
Él quería ser amigo de los osos, pero ellos nunca fueron sus amigos. Él quería acompañar a los osos, pero los osos no querían. Él quería significar algo para ellos, pero los osos nada para él. Porque los osos no entienden lo que es un amigo, una compañía o un significado de algo, al fin y al cabo. Son animales, y como animales, jamás podrían considerar a Treadwell como quería: como un oso más.
¿Ésto lo hacen loco, visionario o ignorante? Tal vez las tres cosas al mismo tiempo. Porque éste documental ni lo crítica ni lo defiende, tan sólo lo muestra en su "hábitat natural", que a la vez, fue su destrucción emocional para/con la civilización humana a la cual le ha tomado furia. Fue un hombre perdido y destruido en medio a la naturaleza, que se refugió en los osos como ciegamente algunos lo hacen con Dios, el arte, el bien, el mal o con lo que sea, fanatizandose. Para ser un poco "menos infeliz".
Que su teoría fue una locura imprudente no hay duda. Que trató de defender lo que más queria, tampoco. Pero no hay que condenarlo por lo primero ni honrarlo por lo segundo. Y eso es lo que Grizzly Man hace: Herzog capta la belleza y el miedo de la naturaleza, y los funde. Y de esa mezcla nace una crónica fracturada, una rara biopic sobre alguien que quiso ser mártir y se vió muy ridículo. Herzog nutre mediante la edición y el trabajo de dirección con su toque narrativo congruente, pero la atención es el hombre de las muchas "O", el genio/estúpido de Timothy Treadwell. ¡Viva esa dualidad mostrada!
Santiago López
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