Plasmar este tipo de relaciones en un libro o en una pantalla en el caso del cine, ayuda a aprender y a entender, sobre todo cuando los actores son magistrales como el Sr Bogarde de Charlotte Rampling. Las escenas y flashbacks de los períodos en los campos de concentración están excepcionamente medidas y contenidas, muchos dicen sadomasoquismo, pero que este oficial que no tenia nada bueno para ofrecerle a ningún mortal desarrolló con esta pequeña, bella y frágil chica un sentimiento de afecto que fue in crescendo, en algún momento me recordó a una especie de "alegato" de Ben Kingsley un médico torturador reconocido por una de sus víctimas en "La muerte y la doncella" de Polanski. Una linea muy delgada donde se mezcla el sentido de pertenencia y la necesidad de poseer que suele dar el poder. Lo que más me gustó es que Max en la postguerra cuando se encuentra con su "pequeña protegida" no tenía el mejor concepto de sí mismo, y cuando ella va a su encuentro se desatan los momentos más eróticos de una relación atravesada por todo tipo de locuras circundantes y lo más loable para poder llamar "amor" a lo que vivieron es que deciden seguir juntos hasta las últimas circustancias, ni que se los hubiera pedido un imaginario sacerdote que los hubiera casado: Hasta que la muerte los separe. Alto y acertado tratamiento de un tema muy espinoso pero muy frecuente en la condición humana.