Es increíble como este cineasta maneja los focos de las cámaras y la iluminación. La aparición de Sandy casi salida de la oscuridad y vestida de rosa, me llevó a pensar que en un futuro iba a estar ligada sentimentalmente a Jeffrey.
La trama es inusual, Lynch es catalogado como excelente cineasta pero además de excéntrico.
Fue hermoso ver dos adolescentes en toda su inocencia, Jeffrey primero, que tal vez por curiosidad de adolescente o por sentirse atraído a conocer el lado oscuro o desconocido de la vida, decide introducirse casi como un delincuente en ese submundo para verlo más de cerca, y su amiga primero y novia después Sandy lo sigue, sintiéndose un poco culpable por contarle algunos detalles del macabro hallazgo que su padre conocía, y poco a poco se va enamorando de él.
Cuando ya está enamorada y relata su sueño de que ambos están en la oscuridad y que repentinamente unos petirrojos que representaban el amor volaban cerca de ellos y todo se iluminaba, en el auto con una música casi sacra de fondo y no casualmente tomada frenta a la fachada de una iglesia no fue para nada casual para mí.
El uso del gran angular para la visión desde el placard de la habitación que habitaba Dorothy permite imaginar que en esa habitación podía pasar cualquier cosa, y así es, pasan cosas terribles.
La actuación de Dennis Hooper es excelente, logra lo que el director quiso: que el espectador sienta entre repulsión y risa.
Es la primer película que veo de David Lynch pero en lo que aprendí de cine, sé que este director es un profesional y no hace nada al azar.