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33.244
Bélico. Drama
Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. Doss quería servir a su país, pero desde pequeño se había hecho una promesa a sí mismo: no coger jamás ningún arma. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El soldado Desmond Doss, es un joven noble y obstinado que tuvo una infancia difìcil, con toques de rebeldìa y violencia. Padre mutilado emocionalmente después de la primer Gran Guerra que azotó al mundo, donde perdió a 3 de sus mejores amigos, se entregó a alcohol y a episodios de violencia familiar que marcaron a fuego la personalidad de Desmond, un muchacho con unas facies particulares, un brillo especial en la mirada y una nobleza que puede ser confundida con orgullo. En 1945 decide enlistarse en el ejército en la época en que la gente hacía las cosas por convicción pura, el cine de Gibson no da para medias tintas, o es negro o es blanco y a muchos nos gusta; tenemos que confesar (valga la palabra utilizada) que no es una confesión religiosa sino una convicción o certeza de lo que está bien y lo que está mal.
Su llegada y aceptación estuvo plagada de dificultades y trabas, que podían valer para nuestro protagonista estrella, la baja deshonrosa del ejército, un antecedente de enfermo psiquiátrico de las que tienen peso, todo porque su condición era no tocar un arma. Afortunadamente casi a punto de enfrentar una Corte Marcial, revisando la Carta Magna desde Washington se le permitió ir, no sin antes bancarse el rechazo y alguna buena paliza de sus compañeros por lucir diferente a pesar que su decisión sonaba risible en primer momento.
Su llegada y aceptación estuvo plagada de dificultades y trabas, que podían valer para nuestro protagonista estrella, la baja deshonrosa del ejército, un antecedente de enfermo psiquiátrico de las que tienen peso, todo porque su condición era no tocar un arma. Afortunadamente casi a punto de enfrentar una Corte Marcial, revisando la Carta Magna desde Washington se le permitió ir, no sin antes bancarse el rechazo y alguna buena paliza de sus compañeros por lucir diferente a pesar que su decisión sonaba risible en primer momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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