Alguien ve la infame "La liga de los hombres extraordinarios", o quizás se lee la novela gráfica (con suerte el volumen I, luego se va a pique) y le llama la atención.
Esa misma persona, quince días después, se levanta un día por la mañana y se dice a sí mismo: "he tenido una idea cojonuda para una serie".

Y así nace esta patraña. Si la película que adaptaba la novela de Alan Moore era una basura baratilla, aquí al menos no tienen ese problema; desde la primera temporada a la tercera, el dinero se les cae de las manos. La producción es magnífica, se pudiendo permitirse a fuerza de dólares a rebotados de Hollywood y un director sobrevalorado y pedante.
El problema es que entonces tenemos una basura de gran nivel, con una gran producción y nada más. Al cerecer de una idea original, la serie intenta encajar rápidamente personajes conocidos en una trama sin rumbo inicial trazado.
Las líneas argumentales carecen de sentido, a veces entre episodios consecutivos. El ritmo es insufrible. Los actores están bien en su mayoría (Kinnear y Green sobre todo) pero se enfrentan a unos textos soporíferos.
Los personajes son absurdos y metidos con calzador (Dorian Gray, Dr. Jekyll) y muchas veces desaprovechados (Van Helsing) por falta de continuidad y previsión.

En definitiva, una decepción desde el minuto uno, con algún momento interesante (sobre todo en la segunda temporada) y un final lamentable en cuanto se ve que no hay nada detrás del cartón.