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Voto de vazquezvarela:
8
Drama Biopic del mítico empresario y programador informático Steve Jobs (1955-2011), centrado en la época en la que lanzó los tres productos icónicos de Apple.
26 de noviembre de 2015
130 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de confesar que en mi casa nunca ha habido ni un solo producto de Apple, por lo que mi admiración hacia este señor es más bien escasa. Los motivos que me llevaron a ver esta película, además de que me gusta ir al cine, son principalmente dos y tienen nombre y apellidos: Danny Boyle y Michael Fassbender. Del primero podemos decir que probablemente sea uno de los directores británicos más influyentes de las últimas décadas, con obras a sus espaldas como Trainspotting (1996) o la ganadora del Oscar Slumdog Millionaire (2008). Sobre el segundo diremos que le abala su pasado (Hunger, Shame o 12 años de esclavitud), le reafirma su presente y nos ilusiona su futuro. Un actor a tener en cuenta.

Pero bueno, centrémonos en la película. Personalmente, me ha gustado mucho, y además creo que funciona a diferentes niveles. El primero. y puede que más importante, es que entretiene. Y no es para nada sencillo que un filme de 2 horas sustentado a base de diálogos lo haga, pero está claro que la excelente banda sonora (con una enorme presencia de Bob Dylan) y su dinámico montaje ayudan a conseguirlo. Y aquí hay que hacer un inciso. Si bien es cierto que existe una máxima en el audiovisual que dicta show, don't tell, no es menos cierto que presenciar un film con buenos diálogos a través de buenas interpretaciones es una de las mayores delicias para los amantes del 7º arte. Y en esta película los hay. Además, no hay que olvidarse de la dificultad que supone escribir diálogos aceptables para la gran pantalla, sin duda la parte más compleja a la hora de construir un guión.

Ya que hablamos del guión, vamos a profundizar un poco en su estructura. Tres actos claramente diferenciados al más puro estilo aristotélico con dos poderosos clímax más o menos claros y situados correctamente. Me llama especialmente la atención el planteamiento de la historia y su fantástico uso de la elipsis. Como buenos voyeurs que somos (¿por qué sino veríamos películas?), se nos ofrece lo que habitualmente no se muestra y, en este caso, donde ocurre lo más interesante: entre bastidores, los cual nos recuerda algo a Birdman (2014). Si quisiéramos ver las presentaciones de los productos iríamos a YouTube, no al cine, pero aquí se nos cuenta lo que hay detrás de ellas.

Otro de los niveles a los que funciona es al interpretativo. Uno de los motivos por los que las 2 horas de metraje no se hacen pesados es por el gran nivel del elenco (y de sus diálogos también). Aunque todos los secundarios rayan a buen nivel, es sin duda el principal, Michael Fassbender, el que carga el peso del filme a sus espaldas. Y es que su enorme trabajo a la hora de dar vida al antisocial y perfeccionista Steve Jobs seguro que no pasa desapercibido para la Academia.

Las comparaciones son odiosas, pero en este caso es imposible no pensar en La Red Social (2010), entre otras cosas porque el guionista de ambas películas es el mismo, Aaron Sorkin. Las dos nos hablan de dos seres incomprendidos, obsesivos y visionarios que a través de la tecnología alcanzaron el reconocimiento mundial y algunos que otros millones de dólares. La principal diferencia que yo veo entre ambas es que la película de Fincher nos cuenta el inicio del gigante que ahora es Facebook y, en cambio, Doyle prefirió utilizar lo que en literatura se llama in media res, es decir, empezar por el medio. Cuando empieza el film nos encontramos a un Steve Jobs famoso (no venerado como después) en una empresa llamada Apple que está a la vanguardia en su terreno.

El último nivel de los que hablábamos al principio es que funciona como jarro de agua fría, como llamada de atención a todos aquellos que lo elevan al nivel de un Dios. Como todos los genios, Jobs tiene un lado oscuro que, por lo que retrata el biopic (basado por cierto en la biografía homónima y autorizada del empresario informático) es muy grande. En él se nos habla de sus relaciones profesionales y familiares, aunque en mi opinión a las segundas les faltan algo de profundidad. Steve Jobs es retratado como una especie de Sheldon Cooper obsesivo, orgulloso, cínico y totalitario (de hecho hay un momento en el cual se compara con Julio César). Una de esas personas que adoran el control y se niegan a admitir que no tienen la razón absoluta. Parafraseando al rapero Rafael Lechowski: "que necia vanidad la del genio, que en un mundo a punto de extinguirse, sueña con ser eterno". Razón no le falta.
vazquezvarela
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