- El cambio de actor para Grindelwald quedaría justificado si entre la segunda peli y esta hubieran pasado varios años o acontecimientos que justificaran un rostro distinto, pero se nos dice que apenas ha pasado un año desde lo que ocurrió en Nueva York.
- Igualmente Grindelwald ya no transmite tanta maldad. Únicamente asesina al qilin, pero nada más. Voldemort por su parte aprovechaba casi cada escena para ejecutar a alguien. Hemos perdido en maldad y por tanto en antagonista.
- Tina ya no sale, salvo en 3 minutos finales y en una foto. Pero si es una prota!! Es como quitar a Hermione en la saga de Harry Potter. En su lugar nos meten a la profe Lally y a la ayudante de Newt, cuyas andaduras a nadie nos importa.
- Lo de Queenie es de traca. Lee las mentes, incluida deduzco la de Grindelwald, alguien que como repite en varios discursos pretende (semi)esclavizar a los muggles o directamente provocar su genocidio, y aun así no se entera. De hecho, la excusa que se nos da para unirse a él, es que en su programa electoral está la libertad de que un mago se case con un muggle, cosa que ya se podía hacer en Europa, y en realidad según lo suelta, Queenie podría haber sabido que mentía. Aquí sigue siendo su fiel seguidora como si nada, a saber por qué, para al final, a saber también por qué, vuelve al bando de los buenos. No hay explicaciones, pasa y punto.
- La homosexualidad de Dumbledore lleva años cantada y en algún momento lo tenía que soltar. Los tiempos son los que son y obviamente lo dijo, pero la peli está ambientada en 1932. Lo suyo sería que cuando lo suelta delante de Newt y Theseus, al menos fingieran sorpresa o extrañeza. No, en su lugar hay plena naturalidad, algo que sabemos hace casi 100 años no existía sobre estos temas, por muy progresista que fuera el mundo mágico.
-Pobre Credence, lo mal que han maltratado a su personaje en esta peli. Llevan dos pelis preparándolo para algo grande, muy grande, el gran objetivo de Grindelwald y de Dumbledore, y aquí el personaje pierde todo el fuelle. Su personalidad se apaga, así como su protagonismo y su interés. Primero, ahora ejecuta hechizos avanzados de combate o de desaparecerse en unos pocos meses (recordemos que ha pasado un año desde la primera peli), algo bastante difícil de hacer por muy Dumbledore que sea, eso sí, con un pelo que ha crecido lo suyo. Segundo, mezclando sus habilidades de mago avanzado y su poder de Obscurus, pretende el inocente de él vencer a Dumbledore, y encima Grindelwald también está convencido de que así sería. Y cuando obviamente no lo consigue, unido al fracaso del gemelo qilin, Grindelwald le da un ultimátum. Este personaje naturalmente se siente traicionado por enésima vez, y cambia de bando. ¿Tan difícil era dar un margen de varios años entre la segunda peli y la tercera para que Credence fuera el mago que nos merecíamos ver, y de paso hacer evolucionar a los personajes?
- Theseus ya no se acuerda de Leta ni un poco.
- A Yusuf le borran el recuerdo de la muerte de Leta y le da todo igual. Tampoco se explica.
- El personaje de Abernathy le han eliminado del guión.
- El fallo que eclipsa a todos: el argumento. Todos siguen un plan orquestado por Dumbledore que les lleva a situaciones de peligro para no arreglar nada salvo arriesgar la vida, como le pasa a Theseus. Parece querer establecer un rompecabezas al estilo Ocean's Eleven, pero nunca encajan las piezas y se resuelve de una manera bastante patosa: la maleta con el qilin dentro entregada por la ayudante de Newt.
- ¿Quién se cree que un muggle como Jacob haga magia sin ser mago por mucha varita que tenga e intente asesinar a Grindelwald? Pues salvo nuestros protas, parece que todos los demás.

Ahora hay que poner en contexto todo. ¿Pueden más los puntos fuertes que los débiles? Eso ya lo decide cada uno. Al que le venzan las incoherencias con la saga, se sentirá traicionado con la peli. Al que pase de todo esto, le encantará. Y al que busque ambas, le pondrá un 5.