Últimamente estoy mucho más estricto con las películas de animación, y es que estoy cansado de encontrarme con la misma estructura. Distintos matices, sí, pero siempre mismas historias. Cómo entrenar a tu dragón no es la panacea en este sentido, pero con todo lo parecida que parece, se siente distinta a las demás.

La película empieza muy floja, cosa que choca con lo frenético de lo mostrado en pantalla. Casi perdí el interés en verla en los primeros minutos porque la temática no acababa de triunfarme. Dejé pasar un poco el tiempo y empezó a conquistar mi interior, como si la película fuera el personaje principal y yo el dragón esperando a ser domado.

La máxima de "igual que todas pero se siente como distinta" se cumple en prácticamente todo lo que rodea a la película: historia, sentido del humor y, sobre todo, en la animación. No sabría decir qué es pero percibí una animación completamente distinta y muy atractiva. Hay grandes momentos para la espectacularidad como en el clímax final, hasta el punto de gozar de unos efectos sobrecogedores. Nunca antes había sentido esa "magnitud" que han intentado otras películas y que Dean DeBlois y Chris Sanders consiguen en su fábula.

Tiene un encanto irresistible, pero al mismo tiempo me da la sensación de que se dio con ello de casualidad. Habrá que ver si estoy en lo cierto al ver las continuaciones, o si realmente se trata de un maravilloso y pretendido espectáculo por parte de sus creadores.