Quizá el pecado de esta películ es el haber llegado un poco tarde. Sin duda, el argumento, los topicazos en los que cae y los efectos especiales deberían haber transportado esta película a los 80 o como mucho primeros años de los 90, sin embargo la película se paseó por las salas de cines en el año 1995.
Como película no es más que un entretenimiento visual relativamente álgido, con algún que otro momento decente y unos cuantos tan repetidos que se hacen indigestos para el espectador acostumbrado a demonios venidos del más allá y criaturas viscosas y pestilentes. Además, cuenta con ese tono cómico que se empezó a entremezclar durante estos años en las películas del género y que era en cierto modo estandarte de la serie de televisión que apadrina esta producción.
El reparto es cuanto menos curioso, al menos en los papeles secundarios, con una jovencísima Jada Pinkett Smith aún por descubrir. John Kassir goza del papel principal pero es el que peor sale parado de todos ellos, actuaciones más que acertadas pero tan solo de los actores secundarios.

La película es bastante digna si lo que buscamos es ese espíritu de la serie de televisión, pero más allá no es más que un superficial entretenimiento con historia esperpéntica. Graciosa en ocasiones y levemente pedante en otras, pero que no se hace pesada en ningún momento. Al contrario que las adaptaciones a la gran pantalla de otras series del género, esta vez se ha hecho una única historia en lugar de varias pequeñas como ocurriera con en los limites de la realidad o cuentos asombrosos. Ese formato era más que atractivo, pero es al fin y al cabo una cuestión subjetiva. En cualquier caso, esta película no supera la genialidad de las anteriormente mencionadas, pero no deja de ser un palomitero entretenimiento cuando no hay nada mejor que ver.