No sé muy bien qué le pasa a las películas de Scream que, salvando la primera, todas tienen una recta final demasiado fea. Es como que te van vendiendo que el asesino va a ser el más inesperado y luego la cosa no es para tanto. Ni siquiera sabes cómo mejorarlo, pero quedas igualmente algo defraudado. Scream 3 es mejor que Scream 2, pero a la misma vez empieza a dejar evidentes las carencias de la saga, y empieza a hacer que odiemos todo el tema de los Prescott.

Y es que parece como si Wes Craven pudiera estar eternamente sacando trapos sucios a la fallecida madre del personaje de Neve Campbell. Aquí la cosa empezaba a parecerse más a un culebrón con múltiples historias que a una película seria e interesante. Su efecto empieza a ser más anecdótico que otra cosa, y si alguien decide ver Scream 3 sin ahber visto otras se verá demasiado excluído. Claramente es una película que respondía al clamor popular, a la necesidad de seguir una exitosa saga. Es buena película, pero sigue siendo una especie de capítulo puntual más que un avance en lo que es la trama principal de la historia.

Todos dan lo mejor de sí mismos, incluso Neve Campbell que puede que haya la mejor Sidney Prescott de toda la saga, a medio camino entre "me da miedo todo esto" y "estoy ya un poco acostumbrada a intentos de puñaladas por la espalda". Lo peor es que Randy reaparece para anunciar que siendo la tercera entrega y el fin de una trilogía (que luego no fue así) todo era posible, como creando expectativas, pero luego... mucho ladrar y poco morder.