Después de que Pixar "enterrara" a Disney durante unos cuantos años, parece que la casa de animación más importante de la historia está descongelándose para volver a la palestra. Ya vimos el primer indicio en la fabulosa Enredados, que sorprendió a todos por ser tan buena respetando los valores de aquellas princesitas Disney, pero Frozen no hace más que confirmar el toque de gracia en el que está sumida la productora.

Sí, todo sigue siendo más o menos igual, todo es un canto al amor y a soñar con el príncipe azul, pero Frozen es algo distinto desde el primer momento. Es cierto que ves venir ciertas cosas, pero Chris Buck y Jennifer Lee se esfuerzan por intentar ocultar una estructura tantas veces repetida, y el resultado es bastante satisfactorio. Frozen goza de una animación y una banda sonora ideales para una película de Disney, en lo que ya es una nueva ola de princesitas que probablemente marquen a una generación.

De todas formas esto es lo que es, y no es algo malo. Quiero decir, todavía queda mucho para que Disney por sí misma logre lo que hace Pixar (que sí, es Disney, pero ya me entendéis): ver una película de animación que te ofrezca como adulto mucho más que la mayoría que haya en ese momento en cartelera. Frozen es una película poco trascendental en comparación con Pixar, como también lo era Enredados, pero será una sorpresa mayor probablemente para los adultos que acompañan a los niños que para ellos.