No es un género donde yo esté cómdodo, pero Eggers lleva ganandose mi respeto y atención desde su primera película y, como no podía ser de otra manera, me ha vuelto a convencer.

Es, probablemente, la película más "normal" que puede hacer Eggers hoy en día. A pesar de ello, está lejos de ser para todos los públicos, más allá de su violencia y algunas escenas concretas. Quizá lo único que me falló fue la actuación de Skarsgard, que me dejó demasiado frío cuando estamos ante una película de venganza donde la empatía del espectador es capital para su éxito.

Esa falta fue cubierta por una factura técnica soberbia, con una fotografía fría que luce espectacular como hacía tiempo no veía,