Es muy difícil crear una criatura a la altura de los grandes monstruos del cine de terror que reinaron en los ochenta y principios de los noventa. Victor Salva consigue con esta segunda parte afianzar su criatura, y ofrece una buena película que mantiene el nivel con respecto a la primera.

Y lo hace, además, con una película casi diametralmente opuesta a la original. De hecho, la primera puede ser considerada un slasher por la "humanidad" del demonio, mientras que esta entra en terrenos mucho más sobrenaturales. En cualquier caso, ambas conjuntamente ofrecen una decente experiencia, sobre todo potenciada por la sensación de que no hay nada mejor que ver del género. Más allá de los topicazos entre su reparto de personajes, se alza una criatura que, como digo, va más por temas sobrenaturales que por terrenales. Ya lo sabíamos, pero no esperábamos que la segunda parte acabara empezando poniendo toda la carne en el asador.

El principio trepidante y muy aconsejable acaba dejando un escenario un poco pesado. Casi toda la película transcurre en el mismo sitio, dejándola demasiado estática y demasiado pesada a veces para lo que cabía esperar. Curiosamente a pesar de ser tan distinta gustará a todos aquellos que disfrutaron de la primera entrega. Habrá que ver la tercera como se desarrolla. Si se descuidan la hacen 23 años después...