O de como estropear una película que tiene una naturalidad interesante con uno de los peores finales vistos en mucho tiempo. A ver, no nos confundamos, que la película para nada es una obra de arte hasta que llegan esos momentos finales, pero desde luego acaba empeorando poco a poco.

Bueno, realmente no es que empeore poco a poco, porque el principio es igualmente nefasto. Da la sensación de que nos vamos a encontrar con una película videoclipera y muy típica de americanos por el mundo. Una especie de Hostel mezclado con Resacón en Las Vegas y unas actuaciones al nivel de Skyline. Por fortuna, una vez superamos ese primer eslabón de ligoteo y hormonamiento, Chris Gorak se centra en la película, y pasa a convertirse en un interesante escenario apocalíptico digno de 28 días después.

Es sin duda en esa parte cuando la película se hace interesante, a pesar de no aportar nada. La verdad es que cuanto más plagiaba a 28 días después más me gustaba. Había cosas muy descaradas, como eso de encontrar a supervivientes con la luz de una ventana, pero no me molestó en absoluto. Prefería un clon baratero de la película de Boyle a un clon baratero de cualquier producción de ciencia ficción que he visto ultimamente.

Los personajes no ayudaban, creo que solo me gustaron los actores rusos. Ahora que lo menciono, la película es como hacer un viaje rápido por Moscú. No me extrañaría nada que Chris Gorak pisara por allí hace un tiempo y le gustara tanto la ciudad que se puso manos a la obra para hacer cualquier película allí.

Hay más cosas que fallan en la película además del nefasto e inconcluso final y las actuaciones planas. La idea de invasión alienígena no está mal, es original, pero es muy poco vistosa. De hecho a la película le falta espectacularidad, impacto visual, no se como llamarlo. No es que sea lo que más valoro en el cine ni mucho menos, pero en una película así hay que ser conscientes del público al que te diriges. Para colmo, lo poco que vemos a los invasores parecen hasta mal hechos.

Gorak no consigue lo que consiguió Boyle en su apocalipsis zombie, transmitir la sensación de globalidad. Por mucho que repitan que el resto del mundo está igual no llegué a sentirme amenazado como ser humano por los alienígenas, cosa que si me pasó con los infectados de 28 días después. Por mucho que se mencionara eso parecía un problema local.

Entretenida pero a medio camino entre lo profundo salvable y lo plano basurero. Por lo menos no dura mucho, y tampoco es tiempo perdido. Hay muchas cosas fuera de sitio, pero la idea en general, por muy trillada que esté, no está del todo mal llevada.