Manuel Bartual nos da una película casi teatral donde los actores todo el peso de la película y donde, desgraciadamente, no salvo a ninguno de ellos de lo que es una de las peores películas que he visto en mucho tiempo. Con un presupuesto ínfimo, uno se aferra a una película de largos silencios y final predecible donde no hay nada bueno que extraer, donde el sonido es un problema y donde en la cabeza de Bartual igual sonaba espectacular pero en la ejecución no aporta nada.

Un pseudothriller contado con webcams, que puede ser algo llamativo si es la primera película que descubres con este, teoricamente, original planteamiento.