Focus no estará entre las cinco mejores películas de Will Smith. Probablemente cueste también situarla entre las 10 primeras. Sabiendo esto, uno se prepara para una especie de Ocean's Eleven con el carisma del actor como principal reclamo, pero por desgracia nos encontramos con que este carisma está un poco eclipsado por una película que es demasiado poco sincera con el espectador.

Will Smith está demasiado correcto, ávido de tener algo más de chispa con un personaje demasiado "badass" que no acabé de casar con él. No es la sosería de After Earth, pero tampoco es que sea una película que le pueda definir a él como actor. Margot Robbie hace bien su papel aunque es tratada con demasiada inocencia.

Y es que Ficarra y Requa están obsesionados con despistar al espectador, con "robarle" su atención y con elaborar una trama con el engaño como protagonista. Sí, a todos nos gustó la cara de tontos que nos dejaba Soderbergh en su mencionada Ocean's Eleven -y sus secuelas-, pero aquí la cara de tonto no es plenamente satisfactoria, y más que proporcionar una sorpresa la sensación es la de una tomadura de pelo. Porque aquí, en vez de intentar sorprender al espectador, lo que ocurre es que se pretende ser más listo que él. Los trucos que se emplean para ese objetivo funcionan, y la película sorprende, pero lo hace tantas veces que uno acaba diluyendo esas sorpresas.

Una película mucho más entretenida de lo que podría pensarse de ella a priori. La trama no acaba de entrar hasta pasada la hora, y antes se nos regala una primera fase introductoria bastante divertida con un partido de fútbol americano de lo más memorable en la película. Lo que viene a continuación baja la intensidad, pero tampoco aburre. Es más una película dividida en un par de bloques que una película con una estructura única.

Poco más que añadir para una película de esas que rellenan filmografías. No es nada diferente ni nada inusual, pero es divertida.