El mejor ejemplo de cómo recomponerse de una caída. Kung Fu Panda 2 no me gustó mucho, no acabé de encontrarle ningún tipo de justificación ni de ser necesaria en todo momento, y por desgracia no me resultó particularmente divertida.

Tampoco es que Kung Fu Panda 3 sea una película tremendamente necesaria, pero es divertida y también es bonita. Bonita en su mensaje, en su moraleja y en lo que quiere transmitirle al público -igual de útil para mayores que para pequeños-. Además, últimamente he visto varias películas cuya moraleja es muy extraña, por lo que Kung Fu Panda 3 me arañó todavía un poco más a la hora de valorarla positivamente.

Lo que está claro es que Kung Fu Panda sabe elegir muy bien sus villanos. Si algo me gustó de la segunda parte eso fue su antagonista, pero Kung Fu Panda 3 incluso puede que lo supere. El resto de personajes quedan un poco en segundo plano, con Po como absoluto protagonista buscando sus orígenes -¿otra vez?-.

A pesar de que me ha gustado mucho, sobre todo porque no lo esperaba, espero que no prolonguen más la saga y pierda autoridad por ello.