Nicolas Cage sigue siendo para mí un actor que me cae demasiado simpático. De ahí, a encontrar algo de bueno en su actuación como Ghost Rider... Bueno, podemos decir que aporta una buena dosis de comedia cuando está en medio de transformarse con esos gestos que parecen de Jim Carrey, pero algo me dice que no es algo voluntario.

Y es que Ghost Rider es una película de segunda división, y a veces de tercera. Quitando la persecución policial que acaba en un ático, el resto de la película es un aburrimiento considerable, y eso que estas películas tienen mil fallos, pero sus efectos suelen convertirlas en algo medianamente divertido.

Como digo es de segunda. Es como si Mark Steven Johnson fuera el único fanático del motorista fantasma y haya decidido dedicarle una película. Un superhéroe (o algo así) de segunda con una película de segunda, que además incluye a un Nicolas Cage en sus peores horas. La jugada es mejor de lo parece por parte del director: "Mi película es bastante mediocre, pero necesito un actor reclamo que no me salga muy caro". Nicolas Cage es idóneo para ello, y es que si contamos con que el pobre tiene problemas financieros y acepta cualquier papel y añadimos que en pantalla sale poco entre efectos especiales y dobles, estoy convencido que no habrá cobrado demasiado por la película.

Pero claro, tiene trampa, y es que por bien que a algunos nos siga sonando lo de "Nicolas Cage", no suena tan bien lo de "Nicolas Cage como Ghost Rider". Suena hasta cómico, y efectivamente lo es.