Sí, tan ácido comolas mirindas, por ahí van los tiros, y nunca mejor dicho lo de los tiros.

Gran cortometraje de Álex de la Iglesia que basa un alto porcentaje de su éxito en la gran interpretación de Álex Angulo, que llega a dar miedo en muchas ocasiones como demente. Está claro que Álex de la Iglesia está hecho de una pasta totalmente distinta a todos los directores nacionales, pero por desgracia presenta bastante irregularidad. Es capaz de hacer unos guiones muy buenos, o como mínimo originales, con un humor muy peculiar y una forma de narra las cosas que a veces recuerda al gran Tarantino, salvando las distancias claro, pero también es capaz de grandes basuras de proporciones bíblicas. Por fortuna, en largometrajes suele dar lo que el espectador busca y no se dedica a experimentar en exceso.

Divetida, y con un Álex Angulo de miedo.