Ultimátum a la Tierra es un decente remake, lo cual ya es mucho para lo que cabía esperar en un principio, sobre todo para aquellos que tengan una especial pasión por la ciencia ficción de los años 50 que tantos momentos legendarios nos preparó.

El mensaje, sin duda lo más importante de aquella película de Robert Wise, ha sido modificado y adaptado a una visión más apocalíptica en lugar de la autodestrucción de la raza humana. Esta vez, Klaatu y su policía freelance Gort no vienen para salvar al ser humano, vienen para salvar el planeta Tierra precisamente del ser humano. Un mensaje ecologista que si bien no representa el mensaje de pánico nuclear de Wise si que está en la misma línea de paz, amor y reflexión.

La línea argumental se ha respetado con creces, y hay muchos guiños a la película original. Destaca el simpático gesto del momento de la reformulación en la pizarra. Los cambios en la historia no perjudican y no se desvían en exceso de la idea implantada por Wise, a pesar de existir unos cuantos de ellos durante la película. Limitarse a hacer una revisión copiando cada una de las escenas de la original no hubiera tenido sentido, sin embargo, haber añadido cosas a la trama (con mayor o menor éxito) demuestra valentía en mcuhas ocasiones, sin llegar a descirtuar en exceso la idea preconcevida (aunque el momento melodramático cercano al final de la película es demasiado pasteloso y sobrante). Aparte de estas aportaciones de Derrickson, hay otros cambios que han sido más necesarios, como el gigantoide Gort (¿dónde están los Power Rangers y su Megazord cuando se les necesita?), o las explicaciones más naturales acerca del origen de Klaatu, especialmente de su fisionomía humana. No es que sean científicamente unas respuestas maravillosas, pero si que consiguen al menos intentar dar explicación a cosas que, de no ser así, quedarían altamente ridículas.

(Continuación en spoiler, libre de spoiler)