Nueva oportunidad que le doy a Terry Gilliam y nuevo fracaso. Esta vez no me topé con una cascada de excentricidades y simplemente me sentí fuera de lugar, fuera de target, para una película que ha envejecido regular pero que a la vez evoca al imaginario de Gilliam con bastante facilidad. Como una película de aventuras para niños, con un final inexplicable, que quizá me hubiera gustado más con una duración algo más generosa.

Los efectos especiales a día de hoy se ven irregulares, pero contextualizados están bastante bien. Gilliam tiene sabiduría a la hora de afrontar las escenas, y se nota, pero no es suficiente para una película que simplemente me llegó tarde.