Una de las películas que más pereza me ha dado de ver de la historia. Todo el mundo me hablaba bien de ella, sabía que iba a conseguir mínimo un 6, pero era incapaz de ponerme a verla. No fue hasta que me tropecé con ella en una noche en la que no tenía nada que hacer en la tele cuando acabé por meterme de lleno en ella.

Mis expectativas fueron superadas. Incluso sabiendo de antemano que me iba a gustar no sabía que me iba a gustar tanto. Gracias a una fotografía portentosa y a un sentido de la dirección impecable por parte de Ron Howard Rush se convierte en una experiencia audi-emocio-visual indescifrable. Ni siquiera soy capaz de dar una razón concreta por la que esta película brilla por sí misma y llega de las primeras a la meta.

Todo en su conjunto funciona, nada destaca en exceso. Hasta las actuaciones de Hemsworth y Brühl son sobresalientes y cuentan con la bendición del propio Niki Lauda. De todas formas la película dista mucho de ser un biopic, siendo esto una mera excusa para lanzar un mensaje. Una carrera de egos, una batalla de competitividad entendida de dos maneras distintas. Lo que al principio parece una película que deja claro un antagonista y un protagonista acaba por convertirse en algo completamente diferente.

Rush merece mucho la pena, te guste el mundo del motor más o menos.