La película más extraña de la saga. Si bien la primera parte parece retomar las sensaciones de la primera parte al final todo torna tan oscuro (y necesario) que uno se queda extrañado. Se echa de menos algo de equilibrio entre estas dos partes.

Y es que esa primera parte es buena, aunque lo que queda es la segunda en tu cabeza siendo un inesperado ejercicio de oscuridad y epicidad. La primera parte es comparable a la primera película de la saga. Por decirlo de alguna manera, La Piedra Filosofal estaba adaptada para un público concreto, con unos personajes de pequeña edad que vivían la magia y fantasía como algo increíble. El espectador era partícipe de ello. En El Cáliz de Fuego la película vuelve a estar al servicio del contexto de los personajes, y lo que realmente nos encontramos son situaciones propias de una película para adolescentes.

A pesar de ello, es lo suficientemente divertida como para mantener al espectador medio pegado a la pantalla. Sí que es verdad que uno a veces se pregunta sobre lo inservible que realmente es la película, hasta que llega, por supuesto, esa parte final que tiene más importancia que todo lo que llevamos de saga junta. Sin duda la inflexión hacia algo mucho más "serio".

Todo es más maduro, todo está más asentado. Está entrega mantiene la saga y sirve de lanzadera para su parte final, mucho más trascendental. La buena noticia es que la magia del universo Potter se mantiene bastante intacta, como para aguantar unas cuantas películas de la saga más.