Pura ciencia ficción unida a entretenimiento sin renunciar a buen cine, para un Alex Proyas en su vertiente más comercial hasta la fecha. El despliegue visual de la película es grande, y su reclamo en las grandes salas de cine también lo fué ya que goza de todos los elementos necesarios para ser un rompetaquillas. Tan evidente es la parte comercial de la película que podemos ver grandes marcas a lo largo de la misma en pantalla y participando activamente, como el modelo futurista del Audi o las propias zapatillas Converse.

Tenemos una gran película de ciencia ficción que hará felices a los que buscan una ciencia ficción no tan palomitera y también a los que gozan con un mero espectáculo visual de sucesión de efectos especiales (que inexplicablemente están envejeciendo en algunas escenas un poco mal). A pesar de que el clímax es un poco taquicárdico de más es sin duda un gran final para una producción de ritmo trepidante pero no atropellado.

El argumento está bien, aunque hay cosas que quedan bastante confusas. Es curioso que Lanning sea tan místico en los mensajes que le va lanzando al pobre Will Smith, que en su paranoia ludita encuentra premio tras muchos "accidentes" con sus amados robots. Sobre su interpretación, decente, aunque un poco más exagerada en todo lo que hace de lo normal. Probablemente sea el único incauto que encuentre esta similitud, pero esta película me recuerda a Soy Leyenda aunque no se explicar porqué, ya que lo único que se me ocurren son sus recurrentes pesadillas que le hacen estar sentado en la cama durante varios minutos de metraje.
Su personaje es un poco típico de más, una especie de policía buenrollero que, por supuesto, vive separado de su mujer (cosa que siempre está presente en este tipo de personajes, incluso en películas donde esa situación no aporta absolutamente nada bueno salvo chistes del tipo "eres peor que mi mujer") y que pasa toda la película atormentado por un trauma pasado que hará que desconfíe activamente de lo que le rodea para darse cuenta al final de que no todo es blanco o negro.

Es curioso como el verdadero protagonista de la película pasa a ser el NS-5 Sonny (no confundir con Nexus 5, por favor). Es tanta la personalidad y tan grande el acierto de Proyas con Sonny que un actor como Will Smith, cuya importante baza interpretativa es su carisma, se ve relegado a un segundo plano por el humanizado robot, despertando total interés cuando éste aparece en pantalla y perjudicándolo cuando Will toma las riendas.

Una película con elementos futuristas, que incluye revoluciones urbanas (de esas que le gustan a Proyas, el ser humano contra una entidad superior opresora), muchos robots que te cortan el pepino en dos microsegundos e inteligencias artificiales al más puro estilo System Shock. Proyas tiene un sentido de la ciencia ficción muy valioso, que espero que jamás pierda.