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España España · Albacete
Voto de NeoJ:
3
Acción. Ciencia ficción Tras la catástrofe nuclear, Mad Max cruza un desierto donde pierde su caravana de camellos. Llega a una ciudad donde le proponen cambiárselos a cambio de que ataque al tirano de la ciudad subterránea, un enano que fabrica gas metano con excrementos de cerdo. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los sintetizadores llegan a Mad Max, y la moda ochentera hace todavía más mella en un mundo post-apocalíptico encantado de recibir estridencias y locura injustificada. Mad Max 3 es la evolución final de un universo, el de George Miller, ideado para acabar siendo culto, pero acaba convirtiéndose en una propia parodia de sí mismo.

Todo huele a comedia, e incluso a película familiar por encima en ocasiones de Happy Feet. En pleno 1985 una Tina Turner pasadísima de revoluciones -impulsada por una terrible banda sonora que hubiera valido para cualquier película menos para esta- recibe a un Mel Gibson un poco aburrido de sí mismo y encantado de ser la estrella de la película.

Mad Max 3 ahonda un poco en la estructura social del páramo, en cómo se desarrollan los "núcleos urbanos" y cómo se instaura una ley salvaje en cada uno de los asentamientos. Mad Max 3 viene a añadir esa parte tribal a su propio universo, pero se pierde por completo esa pasión por la carretera de las anteriores películas. De hecho, la última parte donde se produce la batalla final, parece cortada y pegada a última hora por haber recordado que Mad Max necesita de mucha más gasolina, por encima de disfraces y cuero ochentero.

Una saga en declive que Miller reviviría inmejorablemente con su película de 2015.
NeoJ
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