No acaba de despuntar en ningún momento. Los nombres detrás de esta película hacen pensar que como mínimo habrá ciertos valores de producción, pero lo cierto es que sentí que en todo momento estaba viendo una producción para televisión de tarde de siesta. En cuanto al miedo, prácticamente inexistente, con un Troy Nixey incapaz de crear siquiera un poco de tensión.

Más allá de sus aspectos y de su inspiración, no puedo recordar un sólo momento donde la película tuviera un momento de interés. Cliché tras cliché, en un género que todavía da lugar a este tipo de producciones incapaces de hacerlo mejor, de presupuesto aparentemente barato y de fácil recuperación de costes a poco que unos cuantos, como es mi caso, tengan el terror como una adicción nunca satisfecha.