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Voto de Ignacio Larrea:
6
Drama Arián (Ingrid Rubio) es una joven de carácter romántico e idealista; se ha movido desde niña en ambientes radicales vascos y participa activamente en la lucha callejera. A través de Vivaldi (Abel Folk), un terrorista obsesionado por la música clásica y del que está enamorada, Arián se integra en la organización terrorista realizando tareas de información. Al ser identificada por la policía, durante una manifestación, tiene que abandonar ... [+]
12 de mayo de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Honesta película dirigida por el catalán Eduardo Bosch, que trata de forma digna de adentrarse en los procelosos mundos de la extrema izquierda vasca y del entramado operacional de los comandos de ETA.
Digamos que lo consigue a medias, y en mi opinión, por debajo de la media.
No se debe dudar de lo que pretende Bosch, pero lo que es indudable es que, pese a su esfuerzo, no llega ni de lejos al meollo de la cuestión. Y casi seguro, después de ver la pelicula, que ni lo pretende.
Está bien en cuanto a película en sí, donde une un todavía candente tema socio-político, con el meramente de intriga policíaca-criminal.
Así, lo meramente relativo a la acción, a la actuación del comando y de la policía, es competente y tiene fuerza. Lo mismo que algunas escenas, como la del asesinado del Coronel del Ejército o de lo relativo al secuestro, cuando Ariane comprende que lo que le decía su padre: "Yo estoy dispuesto a morir por mi patria, pero no a matar por ella" era la verdad.
En cuanto a lo concerniente a la historia de amor entre la protagonista y su novio, casi está de más. Es necesaria para comprender el motivo por el que Ariane está tan metida en la organización, pero las escenas ente los dos, además de poco comprensibles auditivamente, dado que hablan en susurros, no aporta casi nada a lo principal de la historia.
Por lo demás, sí hay elementos curiosos y bien descritos, aunque escasos, como las herriko tabernas, y el conflicto generacional entre los padres y la hija. Ellos ya mayores, que se han integrado (la madre más bien) en la tierra de su marido, no sin haber superados numerosos problemas cotidianos de cultura-lengua y políticos, y la hija, de la nueva generación de la lucha física, y armada llegado el caso, para tratar, en su forma de entender, su tierra frente al enemigo invasor.
La lástima es que la película es más bien modesta y no creo que llegara a tener una difusión demasiado extensa, cayendo en tierra de nadie.
Pero es loable el gesto de Bosch, tratando, supongo, de mostrar una realidad, por dura que esta sea.
Bien y muy guapa, como siempre, Ingrid Rubio.
Ignacio Larrea
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