Quizás el mejor acierto es el juego que el director mantiene respecto a si lo que el protagonista está viviendo es real o está sólo en su mente. A lo largo del film diversos guiños de la trama, nos inducen a pensar que o bien es realidad o bien es proyección de su conciencia, por injerto de memoria neuronal externa. El paralelismo entre las dos posibilidades durante la primera hora está bien conseguido, lo cual sostiene la atención hacia el metraje, hasta la escena culmen en la que Arnold debe decidir cuál es la verdadera realidad, frente a un supuesto psiquiatra especialista.

Otro acierto es el de incluir en la colonia de marte elementos que acentúan el realismo y credibilidad de la situación: la presencia de mutantes por efecto de la radiactividad de la prospección minera, la explotación laboral por parte de la empresa extractora, la rebelión de los grupos de obreros organizados acusados de terroristas, el control de la población por medio de la restricción de oxígeno, la necesidad de tiempo de ocio entre los periodos de trabajo...

Siempre resulta desconcertante, en este tipo de películas, la tendencia a introducir elementos casi infantiles, como el taxista-robot, o los scáneres del aeropuerto espacial. Dichos elementos sobran en el desarrollo argumental, y añaden una carga de mero entretenimiento al film, desmereciendo el tratamiento de la temática. Es evidente que el director los introduce para ganar espectadores y audiencia. El director debería haber sido más atrevido y estricto en su estilo cinematográfico, y haber evitado distracciones innecesarias (amén de las escenas de pelea o disparos, que podrían reducirse a 1/4 parte).

Muy interesante resulta el papel del mutante llamado "Quato", su naturaleza, sus habilidades, la forma de llegar a él, y su función de engarce de dos hilos argumentales que se vinculan a través suyo. Asimismo equilibran mucho el escenario total los papeles de las dos esposas de Arnold, la ficticia y la real. No sólo para que la trama resulte creíble, sino porque nos hablan de dos aspectos de la psicología íntima del protagonista que se van revelando a lo largo de las escenas. El papel de Sharon Stone, aunque escaso, es muy correcto, ejecutando frente al espectador su doble función de esposa sumisa y agente secreta, pasando varias veces de uno a otro en cuestión de segundos.

El final se le escapa un poco al director, con una solución megalómana, que no pasaría los más mínimos filtros científicos. Aunque pensándolo bien, el avance del argumento hace difícil un final convincente y sencillo. Algo menos de acción y disparos, y más complejidad en el abordamiento psicológico de personajes y ambientes hubiera dado a la película el sabor de una obra de arte. Por ultimo, decir que es interesante fijarse en los carteles publiciatrios que salen (fundamentalmente en la primera parte) para hacerse una idea de los patrocinadores económicos del film.