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España España · Salamanca
Voto de ballestaV:
3
Drama. Bélico Basada en hechos reales ocurridos en 1905, narra como la tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansan del tratamiento vejatorio e injusto de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros se coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2013
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, por fin he visto una de mis cuentas pendientes, una de las leyendas del cine que pedía a gritos su visionado, ‘El Acorazado Potemkin’. Y maldita la hora. Ha sido una decepción absoluta y, lo que es peor, considerablemente aburrida.

No es que el cine mudo sea santo de mi devoción, pero ante obras de incuestionable valía, como las que nos regalaba el inolvidable Charles Chaplin o las más recientes ‘The Artist’ o ‘Blancanieves’, uno no puede por más que rendirse a la magia de éste. Y claro, cuentan que ‘El acorazado Potemkin’ fue un hito en este tipo de arte, que marcó las leyes del montaje y reinventó la manera de dirigir. Vale, eso no lo puedo negar. Aunque he decir que no todos sus recursos me parecen adecuados, también debo reconocer que técnicamente el film de Eisenstein es más que bueno, de una calidad asombrosa y creatividad indudable. Pero es que los métodos que utiliza sólo sirven para desconectar al respetable de una historia que ya de por sí, por su contexto bélico y discutible (para algunos) maniqueísmo, no era nada fácil de contar.

Porque al fin y al cabo, ¿no es el cine algo más que recursos técnicos? Entiendo que la infinidad de ideas (los travellings de la escalera, las imágenes embaucadoras, el abuso del primer y medio plano, así como el uso puntual del picado, la utilización del pueblo como protagonista de la hazaña, otros cuantos procedimientos que, seguramente, mi mente ha pasado por alto y, sobre todo, el bizarro montaje de la cinta, intentando crear esa continua sensación de desasosiego) puedan haber marcado un antes y un después en el transcurrir del séptimo arte. Sin embargo, no me parece que todas estas decisiones favorezcan a la narración. Especialmente, ese dinámico montaje que no deja un momento de respiro. Creo que el mismo sólo sirve para enfriar todo este enredo revolucionario. Y al final la sensación de hartura e indiferencia por lo que ocurre es la que se impone. Y te acaba dando igual el contenido. Y eso siempre es una mala noticia.

Puede, por qué no, que mi disgusto se deba casi exclusivamente al desconocimiento de numerosas técnicas cinematográficas. Pero cuando el componente audio-visual no beneficia al conjunto y por separado no cautiva (como si lo haría años más tarde el de ‘La naranja mecánica’, por ejemplo) yo creo que es que algo falla. Sólo acabar planteando una cuestión: ¿De verdad alguien en su sano juicio piensa que el espectador ajeno a lo puramente técnico disfrutará de ‘El acorazado Potemkin’?

Pues eso.
ballestaV
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