Esta película realizada en formato semidocumental es un documento imprescindible (a la par que escalofriante por su fidelidad para con los hechos y su innegable carácter comprometido con la justicia) desde el punto de vista histórico. El trabajo de Paul Greengrass es merecedor de los mayores elogios porque no sólo realiza un trabajo magistral en el montaje y el guión, sino porque además consigue sacar el máximo partido al tema. Muchos podrán decir que la cuestión se prestaba a ello, que era sencillo. Sin embargo él supo elegir el momento adecuado para recibir la aceptación del público y, sobre todo, tuvo las agallas de emprender. Además siempre será un documento vivo que reflejará los terribles actos acontecidos en enero de 1972. Recientemente estuve en la propia ciudad de Derry y pude recorrer los murales y los lugares del Bogshide donde se desarrolla la acción del film. Por ello pienso que éste puede contribuir a dejar viva la memoria del producto de las divisiones y de la irresponsable creación de marcos de referencia encontrados por parte de los políticos y las élites económicas, más siendo que el informe definitivo de la segunda comisión judicial encargada del caso se lleva posponiendo durante seis años, lo cual no deja de ser sospechoso. Así esta película servirá para que millones de personas puedan tener acceso a la realidad de lo que ocurrió y un pequeño mecanismo más en el ejercicio de presión de cara a conseguir desvelar de una vez por todas la verdad y hacer justicia.