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Voto de davilochi:
6
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Drama
Durante el conflicto de Kosovo, la periodista kosovar Emma Berisha trabaja con otros dos reporteros norteamericanos, a quienes se ordena abandonar el país cuando la guerra alcanza su punto álgido. Los periodistas tratan de convencer a Emma de que regrese con ellos, pero ella se niega, convencida de que su deber y obligación es permanecer con los suyos. De vuelta a Prístina, la realidad de la guerra desencadenará una serie de ... [+]
25 de mayo de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo calificar esta película de otro modo, si bien un futuro visionado quizás me haga cambiar de idea sin embargo creo que en ciertos sentidos queda corta y en otros se equivoca. En cualquier caso para todo aquel que esté interesado en el cine de Europa oriental y, más particularmente, en los conflictos de los Balcanes, esta es una película que hay que ver.
El film estaría estructurado en dos partes: la primera dedicada al conflicto entre el Ejército de la República de Serbia y Montenegro contra las fuerzas del KLA (Ejército de Liberación Kosovar) y la segunda durante la inmediata postguerra. Ambas ofrecen matices muy interesantes, sin embargo la primera parte tiende a ser más clara que la segunda, donde el director se pierde en el surrealismo que trata de imprimir a la película para mostrar la realidad.
Agim Sopi no se anda con rodeos a la hora de explicar los procedimientos del Ejército serbio y sus objetivos militares. Esto es algo digno de agradecer, tanto por la nacionalidad del film como por la confusión general existente en torno al conflicto en sí. El objetivo: la limpieza étnica de Kosovo, el medio para alcanzarlo: la implantación del terror entre la población civil por todos los medios posibles: pequeñas columnas o pelotones llevarían a cabo toda una serie de asesinatos selectivos, violaciones, pillaje y devastación de los hábitats albaneses. De este modo se generan enormes masas de refugiados que, aterrorizados, tratan de abandonar Kosovo en dirección a Albania, Macedonia o Montenegro. Todo ello expresado por medio de todo un conglomerado de eufemismos que bien pueden recordarnos a los empleados por los famosos Einsatzgruppen de las SS en la URSS o las directivas de Eichmann para la "reubicación" de judíos en el este: "Equipos de limpieza especial" es el más visto a lo largo del film, pero también "purificación del terreno". Como vemos se trata al albanés como un virus que amenaza al cuerpo social, a la nación serbia y debe ser extirpado antes de que se extienda.
No obstante, al mismo tiempo es curioso constatar la indignación de los serbios al ser percibidos como criminales, ya que ellos creen tener la legitimidad de su parte, como bien podemos ver en las palabras del coronel serbio del principio de la película a David: "Tú sabes muy bien que los terroristas albaneses están matando niños para acusarnos a nosotros ante el mundo de que somos criminales, criminales de guerra". Hay una lucha por la legitimidad moral, por vender la imagen deseada ante los medios de comunicación internacionales. De hecho la guerra de Kosovo fue una de las más mediatizadas por los mass media a lo largo del siglo XX (el famoso "efecto CNN"). Este es un punto interesante ofrecido por la película.
El film estaría estructurado en dos partes: la primera dedicada al conflicto entre el Ejército de la República de Serbia y Montenegro contra las fuerzas del KLA (Ejército de Liberación Kosovar) y la segunda durante la inmediata postguerra. Ambas ofrecen matices muy interesantes, sin embargo la primera parte tiende a ser más clara que la segunda, donde el director se pierde en el surrealismo que trata de imprimir a la película para mostrar la realidad.
Agim Sopi no se anda con rodeos a la hora de explicar los procedimientos del Ejército serbio y sus objetivos militares. Esto es algo digno de agradecer, tanto por la nacionalidad del film como por la confusión general existente en torno al conflicto en sí. El objetivo: la limpieza étnica de Kosovo, el medio para alcanzarlo: la implantación del terror entre la población civil por todos los medios posibles: pequeñas columnas o pelotones llevarían a cabo toda una serie de asesinatos selectivos, violaciones, pillaje y devastación de los hábitats albaneses. De este modo se generan enormes masas de refugiados que, aterrorizados, tratan de abandonar Kosovo en dirección a Albania, Macedonia o Montenegro. Todo ello expresado por medio de todo un conglomerado de eufemismos que bien pueden recordarnos a los empleados por los famosos Einsatzgruppen de las SS en la URSS o las directivas de Eichmann para la "reubicación" de judíos en el este: "Equipos de limpieza especial" es el más visto a lo largo del film, pero también "purificación del terreno". Como vemos se trata al albanés como un virus que amenaza al cuerpo social, a la nación serbia y debe ser extirpado antes de que se extienda.
No obstante, al mismo tiempo es curioso constatar la indignación de los serbios al ser percibidos como criminales, ya que ellos creen tener la legitimidad de su parte, como bien podemos ver en las palabras del coronel serbio del principio de la película a David: "Tú sabes muy bien que los terroristas albaneses están matando niños para acusarnos a nosotros ante el mundo de que somos criminales, criminales de guerra". Hay una lucha por la legitimidad moral, por vender la imagen deseada ante los medios de comunicación internacionales. De hecho la guerra de Kosovo fue una de las más mediatizadas por los mass media a lo largo del siglo XX (el famoso "efecto CNN"). Este es un punto interesante ofrecido por la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"Esto es la guerra sin perdón. No hay protección aquí. No hay ley, no hay jueces, no hay Dios. Ni padre ni hijo. Nada excepto ejército serbio". Sólo la guerra puede proveer del vacío legal necesario para algo así, es el primer requisito para el desencadenamiento de políticas genocidas efectivas: "Esto es la guerra sin perdón. No hay protección aquí. No hay ley, no hay jueces, no hay Dios. Ni padre ni hijo. Nada excepto ejército serbio".
El cinismo serbio se observa en las imágenes del cuartel general serbio al que son enviados los periodistas apresados bajo la presunción de ser espías de "el agresor" americano. El oficial al mando aparece en una bañera inundada de pétalos de rosas portando una cruza en la mano y rodeado por un pope (crítica a la connivencia y respaldo de las autoridades ortodoxas hacia la política serbia en Kosovo) y todo un harén de mujeres a su disposición. Ema, la protagonista que acompaña a los periodistas americanos como intérprete es reprendida por el oficial serbio: "¡Albanesa eh! Nosotros te hemos educado, te hemos dado trabajo, te hemos alimentado, y tú. Tú nos traicionas. Un puñal por la espalda" (quede claro la diferenciación entre NOSOTROS y los OTROS, se entiende al albanés como algo diferenciado y al serbio como un civilizador que se encarga de seres inferiores al modo de un padre de sus hijos). Por lo tanto vemos marcos de referencia plenamente asentados.
Desgraciadamente no voy a tener mucho más espacio, pero hay muchos detalles que merecería la pena destacar, sin embargo la segunda parte del film ofrece aspectos muy interesantes sobre las dificultades del Kosovo de postguerra. El director compara y enlaza la lucha de los albano-kosovares con la de sus ancestros encabezados por Skanderberg frente a los otomanos (se observa durante la estancia de Ema en Pristina en un plano que enfoca la famosa estatua del príncipe en Pristina y desciende hacia la propia Ema). Vamos a ver todo tipo de problemas como el desempleo, las familias separadas o rotas, la crisis humanitaria en la vecina Albania, la devastación de las propiedades dejadas atrás en Kosovo, la deshonra de tener un hijo bastardo, etc. Todo esto será padecido por Ema.
Sea como fuere el aspecto más importante que se trata en esta segunda parte es la compleja relación entre idealistas y arribistas y, también, entre las instituciones internacionales y las nuevas autoridades kosovares. El joven combatiente Shpat le reconoce a Ema que él no luchó por aquello. Queda patente a lo largo del film las relaciones de las instituciones con las mafias que controlan toda la vida social haciendo negocio con la desgracia, actuando en connivencia con las autoridades y cubriéndose las espaldas con los serbios: "Tú metes las narices en política y la política se venga de tí. De algún modo belleza y política no pueden ir juntos. La política requiere hipocresía, inteligencia".
El cinismo serbio se observa en las imágenes del cuartel general serbio al que son enviados los periodistas apresados bajo la presunción de ser espías de "el agresor" americano. El oficial al mando aparece en una bañera inundada de pétalos de rosas portando una cruza en la mano y rodeado por un pope (crítica a la connivencia y respaldo de las autoridades ortodoxas hacia la política serbia en Kosovo) y todo un harén de mujeres a su disposición. Ema, la protagonista que acompaña a los periodistas americanos como intérprete es reprendida por el oficial serbio: "¡Albanesa eh! Nosotros te hemos educado, te hemos dado trabajo, te hemos alimentado, y tú. Tú nos traicionas. Un puñal por la espalda" (quede claro la diferenciación entre NOSOTROS y los OTROS, se entiende al albanés como algo diferenciado y al serbio como un civilizador que se encarga de seres inferiores al modo de un padre de sus hijos). Por lo tanto vemos marcos de referencia plenamente asentados.
Desgraciadamente no voy a tener mucho más espacio, pero hay muchos detalles que merecería la pena destacar, sin embargo la segunda parte del film ofrece aspectos muy interesantes sobre las dificultades del Kosovo de postguerra. El director compara y enlaza la lucha de los albano-kosovares con la de sus ancestros encabezados por Skanderberg frente a los otomanos (se observa durante la estancia de Ema en Pristina en un plano que enfoca la famosa estatua del príncipe en Pristina y desciende hacia la propia Ema). Vamos a ver todo tipo de problemas como el desempleo, las familias separadas o rotas, la crisis humanitaria en la vecina Albania, la devastación de las propiedades dejadas atrás en Kosovo, la deshonra de tener un hijo bastardo, etc. Todo esto será padecido por Ema.
Sea como fuere el aspecto más importante que se trata en esta segunda parte es la compleja relación entre idealistas y arribistas y, también, entre las instituciones internacionales y las nuevas autoridades kosovares. El joven combatiente Shpat le reconoce a Ema que él no luchó por aquello. Queda patente a lo largo del film las relaciones de las instituciones con las mafias que controlan toda la vida social haciendo negocio con la desgracia, actuando en connivencia con las autoridades y cubriéndose las espaldas con los serbios: "Tú metes las narices en política y la política se venga de tí. De algún modo belleza y política no pueden ir juntos. La política requiere hipocresía, inteligencia".