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Voto de davilochi:
10
1975
Documental, Intervenciones de: Salvador Allende, Abilio Fernández
8,2
1.653
Documental
Salvador Allende pone en marcha un programa de profundas transformaciones sociales y políticas. Desde el primer día la derecha organiza contra él una serie de huelgas salvajes mientras la Casa Blanca le asfixia económicamente. A pesar del boicot, en marzo de 1973 los partidos que apoyan a Allende obtienen el 43,4 por ciento de los votos. La derecha comprende que los mecanismos legales ya no les sirven. De ahora en adelante su estrategia ... [+]
31 de marzo de 2011
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuestiones como el concienciamiento en torno a determinados fenómenos político-económicos o sociales hay que tener en cuenta la notable eficacia de la imagen a la hora de producir un impacto en el espectador. En este caso vendría a hacerse efectiva la máxima enunciada por el cineasta soviético Andrei Tarkovski: “Una imagen que a la vez es un hecho, una imagen libre de simbolismo” o aquella de Bertolt Brecht según la cual “Es de las cosas de lo que se trata, no de los ojos para verlas” . Hasta cierto punto podemos decir que desde la creación del séptimo arte ha existido una fe bastante acendrada en la objetividad de la imagen como medio de conectar al individuo con una realidad concreta, especialmente tras la crisis del lenguaje iniciada a finales del siglo XIX y comienzos del XX. A pesar de las contradicciones inherentes a este planteamiento, hasta cierto punto, la sentencia pronunciada en el Festival de Viña del Mar de 1969 vendría a ser una respuesta al imperialismo estadounidense mediante el uso de uno de sus principales activos: el cine. Hollywood no sólo se convirtió desde los años 40 en la principal industria cinematográfica del mundo, sino en un medio fundamental para la proyección de su imagen en todo el mundo: el sueño americano – sostén fundamental del capital simbólico y la esencia misma de los Estados Unidos – y los ideales abanderados por el modo de vida estadounidense. Así pues el poder de dicha industria no sólo sería puramente artístico, sino también propagandístico. De este modo nos encontramos con que el uso del cine a la hora de “enfocar el fenómeno del imperialismo y la penetración norteamericano” no sería más que, dicho vulgarmente, dar la vuelta a la tortilla, es decir, el uso de una de las armas fundamentales de dicho imperialismo en detrimento de éste. En aquel momento se tenía una clara conciencia del poder que el cine podía llegar a ejercer sobre el imaginario colectivo, de modo que se podía pretender servirse de éste como arma política sin traicionarlo como creación artística.
Es de dimensión coral de lo que Patricio Guzmán dota a su serie documental La batalla de Chile es precisamente la que aporta esa dosis de originalidad y fuerza que ha fascinado a lo largo de los últimos cuarenta años a tantos espectadores y, del mismo modo, es lo que lo convierte en un clásico imperecedero. Precisamente lo que hace el director es limitarse a dar la voz al pueblo chileno, al cual convierte en protagonista, haciendo efectiva la famosa frase de Salvador Allende según la cual “La historia es nuestra y la escriben los pueblos”. En este caso no la escriben, sino que la cuentan, dejando percibir al espectador toda la carga dramática del momento histórico, de algún modo se convertirían en el choros de toda tragedia griega, cuya función sería contribuir a que dicho espectador – que reacciona ante lo que ve – pueda conectar con lo sucesos que la obra presenta.
Es de dimensión coral de lo que Patricio Guzmán dota a su serie documental La batalla de Chile es precisamente la que aporta esa dosis de originalidad y fuerza que ha fascinado a lo largo de los últimos cuarenta años a tantos espectadores y, del mismo modo, es lo que lo convierte en un clásico imperecedero. Precisamente lo que hace el director es limitarse a dar la voz al pueblo chileno, al cual convierte en protagonista, haciendo efectiva la famosa frase de Salvador Allende según la cual “La historia es nuestra y la escriben los pueblos”. En este caso no la escriben, sino que la cuentan, dejando percibir al espectador toda la carga dramática del momento histórico, de algún modo se convertirían en el choros de toda tragedia griega, cuya función sería contribuir a que dicho espectador – que reacciona ante lo que ve – pueda conectar con lo sucesos que la obra presenta.
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Gracias a ello se percibe la fuerza arrolladora del derecho a escribir la historia que el pueblo chileno pretende conquistar para sí. Creo que, por lo tanto, la visión de Patricio Guzmán pretende dar de los hechos a través de los seres humanos que desde abajo participaron en éstos está plenamente justificada y enlaza plenamente con los ideales propugnados por la Unidad Popular.
Desde el mismo inicio de "La insurrección de la burguesía" se pone de manifiesto la ambición del trabajo del Equipo Tercer Año, pues ya ahí podemos captar con gran nitidez la extremada polarización de la sociedad chilena justo en el momento anterior a las presidenciales que llevarían a Allende a la presidencia. Me parece particularmente significativa – por lo espontáneo – una escena en que una chica, al ser interpelada por el reportero en torno a quién cree que va a ganar las elecciones está a punto de contestar “nosotros”. Esto nos ayuda a ver hasta qué punto las clases trabajadoras y los estratos más humildes de la sociedad de Chile sienten lo trascendente del momento que están viviendo, pero también nos muestra el alto grado de supraindividualidad y alteridad al que ha llegado la sociedad chilena, de ahí que empezáramos hablando de polarización: la dimensión colectiva que podríamos denominar “nosotros” empieza a cobrar conciencia de su singularidad frente a “ellos”, los “otros”. En una sociedad donde las tesis marxistas habían calado hondo dado el alto grado de politización existente en aquellos años en Chile es significativo cómo el conflicto político se plantea de modo abierto en clave de lucha de clases, así vemos como una partidaria de Allende afirma que “la democracia cristiana siempre defendió sólo los intereses de su clase”. Por otro lado están los partidarios del Partido Nacional y la democracia cristiana, para los cuales marxismo y libertad son presentados como ideas irreconciliables. Particularmente llamativas son las palabras de una mujer que relaciona al gobierno de Allende con la corrupción y la “destrucción de Chile”, lo cual nos da una idea de lo agudo y opuesto de los marcos de referencia imperantes en la sociedad. No obstante, inmediatamente después de su intervención la voz del narrador nos apercibe de que el bloque es promovido desde Washington y apoyado por la misma oposición interna. Así pues, desde el primer momento el documental aporta interesantes claves para entender el periodo histórico en cuestión, de tal modo que observamos un enfrentamiento muy claro entre aquellos que tratan de preservar el orden socio-económico tradicional frente a los que ansían reformas profundas de éste. Sea como fuere una de las cosas que más llama la atención es el alto grado de movilización de cara a las que serán las últimas elecciones libres antes del golpe de septiembre de 1973.
Desde el mismo inicio de "La insurrección de la burguesía" se pone de manifiesto la ambición del trabajo del Equipo Tercer Año, pues ya ahí podemos captar con gran nitidez la extremada polarización de la sociedad chilena justo en el momento anterior a las presidenciales que llevarían a Allende a la presidencia. Me parece particularmente significativa – por lo espontáneo – una escena en que una chica, al ser interpelada por el reportero en torno a quién cree que va a ganar las elecciones está a punto de contestar “nosotros”. Esto nos ayuda a ver hasta qué punto las clases trabajadoras y los estratos más humildes de la sociedad de Chile sienten lo trascendente del momento que están viviendo, pero también nos muestra el alto grado de supraindividualidad y alteridad al que ha llegado la sociedad chilena, de ahí que empezáramos hablando de polarización: la dimensión colectiva que podríamos denominar “nosotros” empieza a cobrar conciencia de su singularidad frente a “ellos”, los “otros”. En una sociedad donde las tesis marxistas habían calado hondo dado el alto grado de politización existente en aquellos años en Chile es significativo cómo el conflicto político se plantea de modo abierto en clave de lucha de clases, así vemos como una partidaria de Allende afirma que “la democracia cristiana siempre defendió sólo los intereses de su clase”. Por otro lado están los partidarios del Partido Nacional y la democracia cristiana, para los cuales marxismo y libertad son presentados como ideas irreconciliables. Particularmente llamativas son las palabras de una mujer que relaciona al gobierno de Allende con la corrupción y la “destrucción de Chile”, lo cual nos da una idea de lo agudo y opuesto de los marcos de referencia imperantes en la sociedad. No obstante, inmediatamente después de su intervención la voz del narrador nos apercibe de que el bloque es promovido desde Washington y apoyado por la misma oposición interna. Así pues, desde el primer momento el documental aporta interesantes claves para entender el periodo histórico en cuestión, de tal modo que observamos un enfrentamiento muy claro entre aquellos que tratan de preservar el orden socio-económico tradicional frente a los que ansían reformas profundas de éste. Sea como fuere una de las cosas que más llama la atención es el alto grado de movilización de cara a las que serán las últimas elecciones libres antes del golpe de septiembre de 1973.