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Voto de davilochi:
9
7,6
2.217
Drama
Desde que su madre murió, Anka ha vivido con su padre, y su relación ha sido siempre más amistosa que paterno-filial. Cuarto de los diez mediometrajes realizados para la televisión por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz, denominados genéricamente "Decálogo". Cada uno de ellos se inspira en uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2010
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las críticas que se han vertido sobre esta película por parte de los usuarios son bastante satisfactorias desde mi punto de vista, analizan de un modo convincente el argumento de la película. Sin embargo yo me voy a permitir ir un paso más allá, voy a tratar de aportar una interpretación que escapa a lo que podemos ver en la superficie del film y espero que se me perdone el atrevimiento. Ya lo dijo Stanley Kubrick en su momento, exactamente hace diecinueve años: el cine de Krzysztof Kieslowski tiene la virtud de dramatizar sus ideas más que simplemente contarlas. Esta es la clave que nos ayuda a entender todo lo que gira en torno a su obra y es lo que a mí me ha hecho posible permitirme el atrevimiento de precisamente eso: ir más allá.
En este caso como decía el hilo el argumento salta a la vista y su contenido relacionado con la tragedia de Edipo ha sido bien apuntado por el compañero Lupo. No obstante es evidente que hay un trasfondo político-social que no salta a la vista con facilidad pero que está ahí. Memorable es el momento en que ese inquietante personaje a la que en "Decálogo 1" (ver crítica para más información) catalogué como representación de Polonia misma y que sirve como hilo de unión a toda la serie. En este caso, como decía, memorable el momento del cruce del Vístula en canoa por parte de esta presencia casi angélica, tan enigmática, que sostiene la mirada con Anka (la protagonista) por un momento de una pureza e intensidad casi inigualable en la historia del cine. Hay que contextualizar una vez más el momento en que está realizado el film. En concreto este es el último en salir a la luz de toda la serie, razón de más para añadir la profundidad que subyace en el film. El cruce del río por esta Polonia representada en este hombre encontraría su paralelismo con el cruce del mar Rojo por parte de Moíses, de hecho creo que es una clara alegoría de este momento (no tendría nada de extraño dada la formación intelectual del director en el seno de la Iglesia Católica) identificado con la superación de una barrera. El agua es al mismo tiempo símbolo de purificación espiritual, de olvido del pasado ("nunca te bañarás dos veces en el mismo río", porque la corriente no cesa). Todo esto está en relación con el momento de transición que vive el pueblo polaco allá por el año 90: el futuro se presenta incierto, al igual que para Moíses, que aún permanecería durante décadas vagando por el desierto con su pueblo hasta alcanzar la tierra prometida. De ahí que esa Polonia alegórica cargue en todo momento con la barca (de hecho en el mismo final aparece el enigmático personaje cargando con ésta), porque aunque parezca que se ha dado un paso adelante el trágico camino histórico recorrido por ésta hace pensar en que pueda llegar a ser necesario afrontar el cruce de las aguas una y otra vez (es mejor prevenir que curar, algo muy propio también del pesimismo del director).
En este caso como decía el hilo el argumento salta a la vista y su contenido relacionado con la tragedia de Edipo ha sido bien apuntado por el compañero Lupo. No obstante es evidente que hay un trasfondo político-social que no salta a la vista con facilidad pero que está ahí. Memorable es el momento en que ese inquietante personaje a la que en "Decálogo 1" (ver crítica para más información) catalogué como representación de Polonia misma y que sirve como hilo de unión a toda la serie. En este caso, como decía, memorable el momento del cruce del Vístula en canoa por parte de esta presencia casi angélica, tan enigmática, que sostiene la mirada con Anka (la protagonista) por un momento de una pureza e intensidad casi inigualable en la historia del cine. Hay que contextualizar una vez más el momento en que está realizado el film. En concreto este es el último en salir a la luz de toda la serie, razón de más para añadir la profundidad que subyace en el film. El cruce del río por esta Polonia representada en este hombre encontraría su paralelismo con el cruce del mar Rojo por parte de Moíses, de hecho creo que es una clara alegoría de este momento (no tendría nada de extraño dada la formación intelectual del director en el seno de la Iglesia Católica) identificado con la superación de una barrera. El agua es al mismo tiempo símbolo de purificación espiritual, de olvido del pasado ("nunca te bañarás dos veces en el mismo río", porque la corriente no cesa). Todo esto está en relación con el momento de transición que vive el pueblo polaco allá por el año 90: el futuro se presenta incierto, al igual que para Moíses, que aún permanecería durante décadas vagando por el desierto con su pueblo hasta alcanzar la tierra prometida. De ahí que esa Polonia alegórica cargue en todo momento con la barca (de hecho en el mismo final aparece el enigmático personaje cargando con ésta), porque aunque parezca que se ha dado un paso adelante el trágico camino histórico recorrido por ésta hace pensar en que pueda llegar a ser necesario afrontar el cruce de las aguas una y otra vez (es mejor prevenir que curar, algo muy propio también del pesimismo del director).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Después está la relación entre Anka y su padre, Michal. La relación que viven ambos y el preciso instante de su vida en que se ubica el film es significativo de ese momento de transición en que vive Polonia, atenazada entre el pasado reciente y el futuro. Esta riqueza de significados acaba imprimiendo una belleza suprema al film en cuestión porque observamos como existe cierta necesidad de liberarse de ese pasado indefinido pero, al mismo tiempo, tener plena conciencia de éste. Anka es una joven polaca que desea vivir su propia vida y no puede, no es capaz de escapar a las cadenas morales y sentimentales que le impone la percepción que tiene de su padre. Ella es la representación de esa nueva Polonia que debe mirar hacia el futuro, que tiene todo por construir (por una simple cuestión generacional, porque la caracterización de los personajes no hace suponer esto, excepto, como digo, en el hecho de que Michal es el padre y Anka su hija), no obstante el hecho de que dude de que Michal sea su padre biológico o el simple hecho de que parezca desear que no lo sea hacen pensar en toda esa confusión que existía en Polonia por aquellos años: de dónde venimos y a dónde vamos, quiénes somos al fin y al cabo parece querernos decir Kieslowski. Hay un hecho claro y simple, la nueva Polonia no puede olvidar a la vieja, de hecho la necesita para vivir, lo cual se ve en la reconciliación final entre padre e hija. Pero después está ese momento final en que juntos deciden mantenerse en la incertidumbre al quemar la carta que hubiera desvelado el secreto que había puesto en marcha toda la trama: la carta que la madre de Anka dirigía a ésta explicándole algo referente a Michal, algo que podría cambiar su relación. ¿Por qué optan por no desvelar la verdad? El relato histórico no puede partir del dogma (tal y como hacen el nacionalismo y el comunismo) sino de una interpretación abierta a todo tipo de posibilidades, por ello hacen lo que nunca habría hecho un ser humano: quemar la carta sin leerla, eso no es algo que la curiosidad del hombre se pueda permitir; es en este momento cuando entendemos que estamos ante figuras simbólicas: hay un pacto de la nueva Polonia con la vieja para empezar de cero, para partir de un punto en que ambas sean capaces de coexistir; pero, por si acaso, Polonia cargará la barca a sus espaldas, salvando (como siempre) todos los obstáculos que puedan presentarse en su camino; de hecho, se mire por donde se mire es una imagen alegórica que no sienta nada mal a un pueblo que ha sufrido cuatro repartos con sus sucesivas resurrecciones.