Tendenciosa y manipuladora hasta extremos sonrojantes, utiliza recursos periodísticos telebasurientos al servicio se supone de una crítica feroz de la sociedad americana desde una perspectiva izquierdista radical, pero en realidad no, está hecha por Michael Moore para mayor gloria y lucimiento del propio Michael Moore, la sociedad americana, Bush, la industria automovilística, la farmaceútica o lo que sea a un lado, y él a otro, como protagonista principal. Indigna especialmente la manipulación y el desprecio por algunos de los pobres diablos que utiliza en su película. Humillar a un enfermo de alzheimer está muy bien desde un punto de vista políticamente correcto si éste se llama Charlton Heston.