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Voto de LaineKay:
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9.956
Drama
El veinteañero Julián es un exitoso diseñador de videojuegos que vive atormentado por un oscuro secreto. Cuando Diana aparece en su vida, Julián sentirá cercana la oportunidad de ser feliz.
18 de diciembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julián (interpretado con maestría por Nacho Sánchez) es un hombre que bajo su apariencia hermética y apocada esconde una pasión aborrecible e innombrable. Una pasión que nació en el mismo instante en el que salvó a su potencial víctima pues, irónicamente, aquel acto heroico hizo nacer un monstruo en su interior.
Si, Julián es un monstruo, un monstruo incluso más terrorífico que los que dibuja para su empresa de videojuegos, pero no es un monstruo típico, al uso. Más bien al contrario: es un hombre amable, sensible, empático, que trata bien a su novia y que es incapaz de hacerle el menor daño a nadie. Un ser hambriento de amor, solitario y con un rico mundo interior. ¿Cómo es posible que una persona así pueda albergar tanta oscuridad en su alma?
Es el arte el medio a través del cual Julián lidia con ese deseo prohibido que resulta inaceptable para el grueso de la sociedad civilizada, un deseo que, de consumarse, será su perdición. Torturado, buscará la salvación a través de una mujer andrógina que guarda un parecido perturbadoramente similar a la del objeto de su deseo, y que arrastra a su vez sus propios demonios.
Julián buscará comprensión, buscará empatía...pero tan solo encontrará desprecio. Y ¿acaso no es precisamente ese rechazo visceral lo que provoca, en muchos casos, la tragedia? Porque si el hombre no se siente amado, si las puertas de la redención se le cierran y el único modo de escapar de sí mismo es la muerte, el monstruo se apoderará del hombre y su maldad, aquella que el hombre tan desesperadamente se esforzó por contener, se desatará sobre el mundo.
Si, Julián es un monstruo, un monstruo incluso más terrorífico que los que dibuja para su empresa de videojuegos, pero no es un monstruo típico, al uso. Más bien al contrario: es un hombre amable, sensible, empático, que trata bien a su novia y que es incapaz de hacerle el menor daño a nadie. Un ser hambriento de amor, solitario y con un rico mundo interior. ¿Cómo es posible que una persona así pueda albergar tanta oscuridad en su alma?
Es el arte el medio a través del cual Julián lidia con ese deseo prohibido que resulta inaceptable para el grueso de la sociedad civilizada, un deseo que, de consumarse, será su perdición. Torturado, buscará la salvación a través de una mujer andrógina que guarda un parecido perturbadoramente similar a la del objeto de su deseo, y que arrastra a su vez sus propios demonios.
Julián buscará comprensión, buscará empatía...pero tan solo encontrará desprecio. Y ¿acaso no es precisamente ese rechazo visceral lo que provoca, en muchos casos, la tragedia? Porque si el hombre no se siente amado, si las puertas de la redención se le cierran y el único modo de escapar de sí mismo es la muerte, el monstruo se apoderará del hombre y su maldad, aquella que el hombre tan desesperadamente se esforzó por contener, se desatará sobre el mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final es tremendo. El broche de oro a lo que, hasta entonces, era de por sí una gran película.
Tras su intento de suicidio, Julián se queda tetrapléjico y, de ese modo, recobra la empatía de su entorno. Ahora que es un ser débil y dependiente, se le ha perdonado su gran defecto, aquel por el que tan duramente lo juzgaban, a pesar de que en realidad, no ha dejado de existir. La hipocresía de la sociedad en todo su esplendor.
Tras su intento de suicidio, Julián se queda tetrapléjico y, de ese modo, recobra la empatía de su entorno. Ahora que es un ser débil y dependiente, se le ha perdonado su gran defecto, aquel por el que tan duramente lo juzgaban, a pesar de que en realidad, no ha dejado de existir. La hipocresía de la sociedad en todo su esplendor.