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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de William Munny:
7
Comedia. Intriga Un estrangulador está sembrando el terror en una ciudad sumida en una espesa niebla. Al insignificante Kleinman lo llaman para que participe en la captura del criminal. Sin embargo, su función dentro de la operación policial no termina de estar clara. Sus temerosos pasos por las calles desiertas se cruzarán con los de una tragasables de circo que acaba de abandonar a su hombre, uno de los payasos. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2006
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allen recrea a su vampiro de Düsseldorf particular en este film sobre estrangulamientos entre la niebla y reminiscencias a la monstruosa parada de Tod Browning que si bien no se puede considerar como uno de sus trabajos más logrados y genuinos, contiene una buena cantidad de elementos nada desdeñables que lo convierten en un titulo para tener muy en cuenta.

El guión, inspirado en la obra maestra de Fritz Lang, reconstruye una historia sobre un asesino en serie que solo actúa de noche bajo el manto de protección contra miradas ociosas que le proporciona la espesa niebla de las calles. Los sufridos ciudadanos deciden por iniciativa particular intervenir en el asunto, pero la diferencia de pareceres entre unos y otros complican aun más las cosas y entre tanto plan distinto las disputan entre vecinos no tardan en surgir.
Y metido de lleno en todo este follón se encuentra un hombrecillo insignificante y temeroso (Allen) que no sabe muy bien a quién seguir o creer y vaga desorientado por las calles en espera de que alguien se digne a aclararle las cosas.

Sorprende desde un principio que una propuesta tan inusual y arriesgada fuese respaldada por todo un elenco de secundarios de altísimo nivel –y caché, imagino- (Malkovich, Foster, Cusack, Bathes…) que encarnan a todo tipo de personajes extravagantes que acompañan a Allen y Farrow en su aventura nocturna. Lástima que la mayoría de ellos estén completamente desaprovechados.
El peso cómico recae, casi exclusivamente y como no podía ser de otra forma, en el personaje de Allen, y aunque la película no es pretendidamente humorística, lo criminal se mezcla con lo chistoso casi sin quererlo en el sentido de que de la intriga inicial se pierde prácticamente toda la seriedad a medida que avanzan los minutos.

Ambientada magníficamente, yo me lo pasé muy bien viéndola; es diferente al resto de películas de Allen por su planteamiento y base argumental y quizás no cuaje del todo en su vertiente más cómica, pero es innegable que tiene oficio y categoría, a la par de servir como entrañable y sentido homenaje al cine noir de los años treinta.
William Munny
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